Un homenaje que llega tarde
Allá donde hay un embalse, suele haber una memoria ahogada en el agua. También en Ullibarri-Ganboa. La construcción de ese embalse fue una obra mastodóntica y fruto de ella doce pueblos quedaron bajo el agua. Con el objetivo de recuperar la memoria de esos pueblos y de las cerca de 250 familias que tuvieron que abandonar sus casas, EH Bildu presentó una iniciativa en 2018.
Fruto de esa iniciativa, en enero de 2019, las Juntas Generales de Araba aprobaron una moción para la recuperación de la historia relacionada con la construcción del embalse de Ullibarri-Ganboa. En dicha moción, entre otras cuestiones, en su punto cuarto, se instaba a la Diputación Foral de Araba a que junto con los ayuntamientos de Barrundia, Elburgo, Arratzua-Ubarrundia y Gasteiz, organizase un acto institucional de reconocimiento a los cada vez menos antiguos pobladores de los pueblos anegados por el pantano, reconociendo igualmente las consecuencias negativas que padecieron aquellas personas, agravadas por la manera de actuar del régimen franquista vigente entonces, y buscando en la medida de lo posible reparar el sufrimiento que todo aquello les supuso.
Han pasado más de seis años de aquello y ahora se ha anunciado que el próximo 28 de julio se hará un acto de homenaje organizado por la Diputación Foral de Araba. Como familias afectadas queremos decir que llega tarde. Hace ya varios años varias familias nos dimos cita en Burgelu para abordar este homenaje. Se nos dijo que nos mantendrían informados y que participaríamos en el citado acto. Pero durante este tiempo no se nos ha consultado nada y, desgraciadamente, hemos perdido supervivientes de aquella traumática situación.
La fecha no es la más adecuada y ni siquiera sabemos qué participación se reserva a esas pocas personas supervivientes. Por eso tenemos la sensación de que se trata de cumplir un simple expediente, desvirtuando totalmente el espíritu de la iniciativa que no era otro que el recuperar una parte de nuestra historia importante: la construcción de una gran infraestructura, que no solo modificó para siempre la geografía de Araba y nos convirtió en la gran reserva de agua de la CAV, sino que también supuso la desaparición traumática para siempre de un pequeño número de pueblos alaveses y el destierro forzoso de sus habitantes, de manera coercitiva e, incluso, violenta.
Sin embargo, por razones desconocidas, los sucesivos gobiernos a lo largo de tres legislaturas han actuado con absoluta dejadez y desidia a la hora de hacer un pequeño, pero sentido, homenaje, a aquellos pueblos y sus moradores. Es muy difícil, y también doloroso, entender ese comportamiento en un tema donde es casi imposible hacer partidismo, como lo demuestra que fue aprobada por unanimidad por una cámara foral que en ese momento constaba de 8 fuerzas políticas.

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