La pistola de Julia Álvarez Resano
La socialista Julia Álvarez Resano nació en Villafranca (Navarra) el 10 de agosto de 1903. Fue maestra, abogada, diputada, jueza, magistrada y gobernadora de Ciudad Real durante la guerra civil, desde julio de 1937 a marzo de 1938. A finales de enero de 1939 se exilió a Francia y en 1947 a México, donde murió el 13 de mayo de 1948.
A lo largo de estos años, su figura ha sido alabada tanto por la izquierda en general como por el feminismo en particular, pero, también, criticada por las derechas que han aprovechado cualquier “hecho” de su vida para desjarretarla, como hicieron en su tiempo los hermanos Iribarren de Tudela.
Una manera de celebrar su nacimiento consiste en ser rigurosos a la hora de recuperar su biografía, no dejando pasar aquellos datos que sólo se apoyan en el rumor y no en la exactitud avalada por una fuente documentada. Porque, en el caso de Julia, cantidad de datos biográficos que se han ido publicando a lo largo de estos años son falsos, algunos increíbles.
En este sentido, recordaré un dato, utilizado para mostrar su carácter enérgico y resolutivo, mientras que, en otras ocasiones, ha servido de fácil pretexto para recalcar su intransigencia política. Ya es conocido el tópico machista: si los adjetivos enérgico y fuerte se aplican a los hombres, será para alabarlos; si califican a una mujer, para recalcar su falta de feminidad.
El dato al que me refiero sostiene que Julia “dormía con una pistola en la mesilla de noche” y del que ignoro la fuente original.
La primera en recopilar cantidad de datos biográficos de Julia fue Claudina García, en 1948, en el obituario que le dedicó. Está lleno de falsedades, dignas de una novela, pero no habla de ninguna pistola. Tampoco lo hace Richard Gillespie, en su Historia del Partido Socialista Obrero Español (1991), que copia las afirmaciones de Claudina sin cuestionarlas. Claudina sostiene que Julia en el exilio francés “se había visto traicionada por un español traidor y detenida en Marsella por las autoridades, pero se había escapado uniéndose a los compañeros que luchaban en el maquis”; también, que “fue condenada a la pena de muerte”. Es cierto que fue encarcelada en 1942 -lo cuenta la propia Julia-, pero no que fuese condenada a la pena de muerte; ni que se escapara gracias a un amigo carcelero, ni que se hiciera guerrillera. Lo curioso es que tampoco habla de ninguna pistola.
Fue 1998 el año en que por primera vez aparece en el libro “Ellas, las mujeres en la historia de Pamplona”. De este modo: “Esta mujer de fuerte y enérgico carácter, acostumbrada a vivir en la constante tensión de la guerra -se dice que dormía con una pistola en la mesilla de noche-, no tuvo mucho tiempo para mostrar otra cara que no fuera la de su compromiso político. Fue una mujer de armas tomar”. El dato se repetirá una y otra vez, pero siempre sin ningún crédito documental.
En 2007, la versión adquirirá formas literarias, dejando paso a la palabra rumores: “Julia se había convertido en una mujer que, presa de las circunstancias históricas, había cambiado la oratoria por la acción. Incluso los rumores hablan de que dormía siempre con una pistola a mano, colocada en la mesilla de noche”.
Curiosa afirmación, porque fue en esas “circunstancias” -estamos en el exilio francés- cuando Julia se mostró más inclinada a la teoría que a la acción, pues coincidió con la época en que dirigió “El Socialista” en Toulouse defendiendo a Juan Negrín. Y no consta que participara en la resistencia española, cosa que sí hizo su hermano Miguel.
En un desalmado texto, que pretende pasar por ser una biografía de Julia, y donde la dichosa pistola aparece ligada al momento en que fue Gobernadora de Ciudad Real, en 1937, se afirma: “entre la población ciudadrealeña se extendió el rumor de que dormía con una pistola en la mesilla de noche” (MCN, group, biografías, 2017). Al menos, su aparición se localiza en un momento concreto de su vida: siendo gobernadora.
Es el mismo rumor que recoge Palacios Zuasti, del PP y que este convierte en verdad contundente diciendo que “siendo gobernadora iba siempre con un revólver al cinto” (El Debate, 8.5.2025). ¿Fuente de estas afirmaciones? Plagio que remite a otro plagio que a su vez…
Sostener hechos sin aval histórico no es historia. Y utilizarlos para sugerir la maldad intrínseca de un personaje, una canallada. Máxime tratándose de una banalidad como llevar pistola al cinto en tiempo de una Guerra Civil y ocupando un cargo tan relevante como el de Gobernadora. ¿Por qué debe asombrarnos tal hecho, caso de que fuera cierto? ¿Sólo porque Julia era mujer? Más a su favor. Si ellos llevaban pistola, por lo general, de marca Start, ¿por qué una gobernadora no podía hacerlo? ¿Por ser mujer?
Que se sepa, en el currículum multidisciplinar de Julia no consta que disparase a ninguna persona, ni, menos aún, que asesinara a un golpista, dato que de ser cierto constituiría un hecho fascinante, la mar de goloso para las derechas de nuestro tiempo, las cuales siguen todavía renegando de la política socialista. De haber sido esta de derechas, en estos momentos sería santa Julia Álvarez, como les dijo un carmelita a sus paisanos en un sermón de cuaresma en 1952.
No quieren recordar que, mientras fue Gobernadora de Ciudad Real no se fusiló a ningún golpista. Hecho que no se puede decir de la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra, caso de que sus capitostes Baleztena, Eusa y Martínez Morentin durmieran o no con una pistola y una Biblia en la mesilla de noche. Con su criminal indiferencia se asesinó a miles de navarros.
Utilizar el indocumentado y banal dato de la pistola no describe a Julia, sino a quien lo usa. Máxime si lo hace plagiando textos sin contrastarlos y lo perpetra con la intención de denigrar su persona y su memoria como el derechista Palacios Zuasti. Pero tampoco está de más recordar que se hace un flaco favor a la memoria de Julia Álvarez quienes narran hechos de su vida sin rigor histórico… para elogiarla.

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