La «ley del ex» y un error de Arbilla condenan al Eibar
Magunazelaia marcó tres minutos después de que Carrillo adelantara al Huesca en un primer tramo de clara superioridad local. Después fue mejor el Eibar pero el capitán se autoexpulsó con una acción inexplicable en el descuento y Enrich sentenció.

La «ley del ex» se cumplió como nunca en El Alcoraz, para desgracia del Eibar. El Huesca se impuso en la última jugada del descuento, cuando los armeros acababan de quedarse con diez por la autoexpulsión de Arbilla, con un gol de Enrich tras jugada de Carrillo, que había marcado el primero a servicio de Sielva.
Mas allá de la anécdota, la primera derrota de la temporada dolió porque tras un mal inicio y gracias a su reacción inmediata tras encajar el primer tanto, el equipo guipuzcoano fue superior a su rival. Y porque llegó a raíz de una acción incomprensible en cualquier caso y más tratándose de un futbolista de la veteranía de Anaitz Arbilla, que además es el capitán. Tras una disputa en el área propia con Sielva, y ya sin el balón en juego, agarró del cuello por detrás a su compañero, en un gesto que solo podía saldarse con la roja directa. El castigo para su equipo fue tremendo.
Un equipo que había llegado a Huesca sin su artillero. Martón y Nolaskoain, titulares en las dos primeras jornadas, se quedaron en casa con problemas musculares. Sergio y Alkain ocuparon sus vacantes en un partido que empezó con el Huesca mucho más intenso y el Eibar sometido. En el 18, Sielva envió un córner al área pequeña para que Carrillo marcara de cabeza.
Pintaba muy mal la cosa para el equipo armero, que tuvo la suerte de empatar de inmediato y en su primera intentona. Magunagoitia sacó largo de puerta en busca de Guruzeta, Pulido despejó Mal y Magunazelaia se llevó el balón para marcar su primer gol con el Eibar.
El tanto le sentó de maravilla al equipo, que fue superior de ahí hasta el final y que a ratos, sobre todo en el segundo tiempo, llegó a encerrar a su anfitrión aunque las ocasiones claras fueron escasas. Sergi Guille fue cambiando de piezas y hasta de dibujo y el encuentro acabó con algunas fases de toma y daca que provocaron que el punto se fuera viendo con más estima.
Sobre todo cuando el partido entró en el descuento, en el que cualquier equivocación resulta letal. Es exactamente lo que pasó. A Arbilla se le fue la cabeza, el árbitro añadió otro minuto por la jugada, y, aprovechando el desconvierto de los futbolistas eibarreses, Enrich sentenció.

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