GARA
KIEV

Dañada la sede del Ejecutivo ucraniano en el mayor bombardeo aéreo ruso

El mayor bombardeo aéreo ruso contra Ucrania desde el inicio de la guerra, con más de 800 drones y misiles, dejó ayer dañada la sede del Gobierno ucraniano, hasta ahora a salvo de los ataques. La operación dejó al menos cinco muertos y alcanzó también otras ciudades del país. Moscú aseguró que solo atacó instalaciones militares.

Fuego en los pisos superiores del edificio sede del Gobierno ucraniano
Fuego en los pisos superiores del edificio sede del Gobierno ucraniano (Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania | AFP)

La sede del Gobierno ucraniano en Kiev resultó dañada ayer durante un bombardeo de una magnitud sin precedentes en Ucrania, que involucró más de 800 drones y misiles y dejó al menos cinco muertos.

El tejado del edificio que alberga el Consejo de Ministros, cerca de las sedes de la Presidencia y el Parlamento, se incendió y se utilizaron helicópteros para lanzar agua sobre el edificio y sofocarlo.

La primera ministra, Yulia Svyrydenko, subrayó que era la primera vez que la sede del Gobierno era alcanzada durante la guerra aunque no hubo víctimas dentro del edificio. Varios inmuebles residenciales también resultaron dañados en el bombardeo.

El distrito gubernamental de Kiev se había mantenido relativamente a salvo de los masivos ataques rusos que atacan regularmente la capital.

Rusia disparó 810 drones y 13 misiles contra el país, según la Fuerza Aérea Ucraniana, que estimó que fue el mayor ataque aéreo desde el inicio de la guerra, y que logró interceptar 747 misiles y cuatro drones.

Varias regiones más allá de la capital fueron alcanzadas, Odesa (sur), Zaporiyia (sureste), Kremenchuk (centro), Krivoi Rog (este), Dnipropetrovsk (este) y Sumi (noreste). En total, cinco personas murieron, incluyendo dos en Kiev -una joven y su hijo de dos meses-, y más de veinte resultaron heridas. Al menos otras dos personas murieron en ataques locales separados, según las autoridades ucranianas.

Por su parte, el Ejército ruso aseguró que solo había atacado «sitios del complejo militar-industrial ucraniano y la infraestructura de transporte». En concreto, informó haber atacado plantas de producción de drones y aeródromos y bases militares en el este, sur y centro de Ucrania, así como dos empresas industriales en las afueras de Kiev, incluida la planta Kyiv-67, al oeste de la capital, y la base logística STS-GRUPP, al sur.

«No se alcanzaron otros objetivos dentro de los límites de Kiev», añadió el Ministerio ruso, insinuando que la sede del Gobierno podría haber resultado dañada por la caída de restos de proyectiles y no por un impacto directo.

«El mundo debe responder a esta destrucción no solo con palabras, sino con hechos. Debemos intensificar las sanciones, principalmente contra el petróleo y el gas ruso», suplicó la primera ministra ucraniana, que también pidió «más armas».

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó que había discutido con el presidente francés, Emmanuel Macron, los «próximos pasos» para «garantizar una respuesta adecuada» a Moscú y el «fortalecimiento de las defensas ucranianas». Macron declaró que «Rusia se está atrincherando cada vez más en la lógica de la guerra y el terror».

Ucrania, por su parte, aseguró haber atacado una fábrica en la región rusa de Bryansk y una refinería de petróleo en la región de Krasnodar.