Israel volvió a cruzar otra línea en su escalada y atacó la capital de Qatar, Doha, en una operación contra los líderes de Hamas que estudiaban la última propuesta estadounidense de alto el fuego.

El objetivo fue el barrio de Katara de Doha, donde residen los miembros de la delegación de Hamas que han participado en las negociaciones para un alto el fuego en la Franja de Gaza en los últimos meses.

Los líderes de la delegación sobrevivieron, pero hubo al menos seis muertos, entre ellos el hijo de Jalil al-Haya, Humam, y uno de sus asesores, Yihad Labab. Al-Haya había liderado hasta ahora el equipo negociador palestino.

También falleció un policía qatarí y varios efectivos de seguridad resultaron heridos.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confirmó lo que describió como una operación «completamente independiente» por parte del Ejército y del servicio de Inteligencia israelíes. «Israel la inició, Israel la llevó a cabo e Israel asume toda la responsabilidad», dijo.

No obstante, el ataque contó al menos con la autorización previa de Washington e Israel también admitió haber informado a su aliado. La Embajada de EEUU en Qatar recomendó a los ciudadanos estadounidenses en Doha que se refugiaran ante las informaciones sobre un «impacto de misiles».

La Casa Blanca añadió que el emisario Steve Witkoff informó a Qatar del ataque inminente. El Gobierno qatarí, sin embargo, negó haber recibido este aviso previo. «La llamada de un funcionario estadounidense se produjo durante el sonido de las explosiones causadas por el ataque israelí en Doha», afirmó el Ministerio qatarí de Exteriores. Qatar condenó «enérgicamente el cobarde ataque israelí» que «constituye una violación flagrante de todas las leyes y normas internacionales», añadió. Además, se reservó el derecho a responder.

EEUU INTENTA CALMAR A QATAR

EEUU, posteriormente, intentó desmarcarse y calmar a su aliado árabe con una tibia declaración que a la vez avaló la agresión, al afirmar que los bombardeos israelíes «no contribuyen a los objetivos» de Israel ni de EEUU, si bien consideró que atacar a Hamas «es un objetivo respetable».

«El presidente considera a Qatar un fuerte aliado y amigo de Estados Unidos y lamenta profundamente la ubicación de este ataque», añadió.

Qatar alberga la mayor base militar de EEUU en Oriente Medio, de especial importancia estratégica para Washington, y que fue objetivo de un ataque lanzado desde Irán como represalia a la cadena de bombardeos ordenada por Trump.

Pero ni siquiera los lazos con EEUU han protegido al país árabe de la deriva incontrolada de Israel, que también bombardea Palestina, Siria, Líbano e Irán, violando el derecho internacional de forma cotidiana.

Netanyahu afirmó que el objetivo del ataque fue «la cúpula de la organización terrorista Hamas». Israel ha matado ya a varios líderes y altos cargos de la formación palestina y de sus delegaciones negociadoras.

La operación israelí da así un portazo sangriento a los intentos de negociación que, si bien hasta ahora Israel había saboteado, no había llegado al extremo de intentar matar a los participantes en el diálogo. A la vez, evidencia que la suerte de los prisioneros israelíes no supone ninguna prioridad para Netanyahu y su Gobierno.

El primer ministro vinculó además el ataque a Doha con el atentado en Jerusalén que causó seis muertos el lunes, reivindicado por las Brigadas Ezzedine al-Qassam, el brazo armado de Hamas. En un mensaje conjunto con el ministro de Defensa, Israel Katz, Netanyahu indicó que tras el ataque de Jerusalén informó a las agencias de seguridad de que se prepararan para la posibilidad de atacar a los líderes de Hamas y, tras observar «una oportunidad operativa», decidieron dar la orden al Ejército y al Shin Bet, «que la implementaron de manera precisa y óptima».

Los ataques llegan al día siguiente de los ultimátums del ministro de Defensa israelí, Israel Katz, y de Donald Trump al movimiento islamista palestino.

Irán intenta de nuevo negociar

El ministro iraní de Exteriores, Abas Araqchi, y Rafael Grossi, director general del Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), alcanzaron ayer un nuevo acuerdo de cooperación tras las tensiones a raíz de los ataques del pasado junio por parte de Israel y EEUU contra el país persa y sus instalaciones nucleares. «Hemos acordado las modalidades prácticas para reanudar las actividades de inspección en Irán. Este es un paso importante en la dirección correcta», anunció Grossi. Por su parte, el Ministerio iraní de Exteriores explicó que llegó a «un entendimiento sobre cómo interactuar en la nueva situación tras los ataques ilegales de Estados Unidos y el régimen sionista contra las instalaciones nucleares pacíficas» en territorio iraní.

Tras los ataques, Irán adoptó una ley que suspende la cooperación con la agencia nuclear de la ONU, a la que reprochó, además, que colaborara con Washington e Israel. El Estado francés, Gran Bretaña y Alemania se sumaron a la presión y aprobaron un mecanismo para imponer nuevamente sanciones contra Irán.

El líder supremo iraní, Ali Jamenei, ha advertido contra un plan enemigo para imponer al país un «dañino» estado de «ni guerra ni paz» y abogó por contrarrestar esta situación con el «espíritu de trabajo y esfuerzo». Irán subraya que sigue dispuesto a negociar, pero sobre la base de «intereses comunes y respeto mutuo» y, sin chantajes.GARA