El derrumbe de la segunda parte deja al enfermo con muy mal color
Cucho Hernández adelantó al Betis, pero Brais consiguió empatar muy rápido y la primera parte fue un toma y daca. Sin embargo, en la segunda mitad solo hubo un equipo sobre el césped y los donostiarras pudieron terminar encajando una goleada (3-1).

El enfermo está cogiendo muy mal color. La Real fue zarandeada en la segunda mitad por un Betis que aprovechó los numerosos regalos para sumar una cómoda victoria. El resultado es malo, la clasificación peor y la sensación es la de un equipo a medio cocer. Viene tormenta en Donostia y el partido del miércoles frente al Mallorca se ha convertido en una final en la jornada 6.
Sin viajes internacionales de por medio, Sergio Francisco optó por un once que podría considerarse tipo tras ver sus cuatro primeros partidos, aunque se especulaba con una posible titularidad de Soler.
Así, la banda derecha volvió a estar formada por Aramburu y Kubo, que sentaron a Aritz y Guedes. La otra novedad fue la entrada de Brais -con una máscara debido a su fractura nasal- en lugar de Goti, acompañando a Gorrotxategi y Marín en la medular, pese a que una parte de la parroquia blanquiazul ha decidido convertir al riojano en su muñequito de pim-pam-pum.
Un mal despeje de Gorrotxa dejó en las botas del Cucho Hernández un balón que Remiro tuvo que sacar abajo. No perdonó en la segunda, una jugada en la que Lo Celso y el colombiano se aprovecharon de la pasividad de los realistas -especialmente blando Caleta Car-, que les dejaron hacer a su gusto (1-0, m.7). Otra vez por detrás en el marcador, cuando algo se repite tantas veces deja de ser casualidad.
Afortunadamente el empate llegó cinco minutos más tarde. La presión blanquiazul forzó una pérdida bética, y Brais, que celebraba su partido 250 en Primera, terminó poniendo el balón en la red con su zurda (1-1, m.12).
La Real no es el único equipo con problemas atrás, de hecho el Betis llegaba a este choque con el mismo número de goles encajados. Ambas escuadras pisaban área rival con facilidad, con pérdidas y errores defensivos sobre un césped con pinta de infame. El choque podía caer de cualquier lado. De hecho, el Betis terminó la primera parte pidiendo la hora, pero la Real no acertó para irse al descanso con ventaja.
TERROR AÉREO
La segunda mitad comenzó con otro jarro de agua fría en un balón parado aéreo, otra asignatura pendiente. Abde le ganó la partida a Zubeldia para rozar el balón y ese ligero desvío hizo fallar a Remiro en su salida de puños, introduciendo el balón en su propia portería (2-1, m.49). Es difícil sumar regalando tanto.
Antony perdonó el tercero tras una pérdida de Gorrotxa similar a la de Aihen en Oviedo. La Real se aferraba a las cuerdas como un boxeador noqueado. Cada córner era una película de terror.
Los cambios no tuvieron ningún efecto positivo y la Real era como un zombie. Bellerín asistió a Fornals para anotar el tercero (3-1, m.69) y a partir de ahí fue una catarata de ocasiones béticas, que pudieron marcar un carro.
En el fútbol la paciencia es un bien escaso y la cuerda siempre se corta por el mismo sitio. ¡Ojo!

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