Aritz INTXUSTA
FESTIVAL SOLIDARIO

ASKE TOMA EL TESTIGO DEL HATORTXU EN ATARRABIA

El festival Aske, que llega para cubrir el hueco dejado por Hatortxu tras su despedida en julio pasado, celebró su primera edición en Atarrabia gracias a un enorme auzolan solidario. Los tres escenarios preveían acoger quince grupos hasta la madrugada. Aske se reivindica como un «refugio» de alegría y rebelión euskaldun, anticapitalista y feminista.

En la página anterior, ambiente en la carpa principal. Sobre estas líneas, conciertos de Neomak y Juantxo Skalariak.
En la página anterior, ambiente en la carpa principal. Sobre estas líneas, conciertos de Neomak y Juantxo Skalariak. (Iñigo URIZ | FOKU)

Largas colas esperaban turno para recoger su pulsera y entrar al recinto desde que abrieron las puertas de Aske en Atarrabia a las 16.00 horas. El festival ocupa el espacio, también físicamente, que dejó Hatortxu después de que el veterano jaialdi solidario cerrara su ciclo en julio pasado.

Por los tres escenarios se dieron el relevo quince grupos con el objetivo de que la música no cesara hasta las 6.30 del domingo. En la declaración de intenciones de Aske ya avanzaban que pretenden «crear la banda sonora de una Euskal Herria libre: euskaldun, feminista, anticapitalista, solidaria… Nuestro pueblo y nuestra gente han sido duramente golpeadas durante décadas. Ahora es el momento de construir ese pueblo y esa sociedad».

Los artistas que tomaron parte en el nacimiento de Aske fueron Merina Gris, Neomak, Hazas & Jagoba, Bisaiak Streetwise, Sustrai Berriak, Dodosound, The Clayton, Chulería, Joder!, Gozategi, Janus Lester, Marte Lasarte, Juantxo Skalari & La Rude Band, Kaparrak y Nafarroa 1512.

Para Neomak su presencia en Aske se convierte en el primer concierto de su nuevo disco, el segundo de su carrera, Lazturak Orbain.

En el otro extremo se encuentra Marte Lasarte, cuya presencia en Aske supondrá el punto final de su gira.

Los tres escenarios estaban distribuidos en dos carpas gigantes, donde también se incluyó un txoko morea de prevención de la violencia machista, barras y espacios de venta de camisetas y merchandising tanto del propio Aske como de las bandas que participan en él.

Todo ello sacado adelante mediante un gigantesco auzolan con más de 400 personas cubriendo turnos en barra, seguridad, cocinas... A los que hay que sumar a toda la organización, en la que se han implicado más de 230 personas.

Maddi, de 16 años, cubría el espacio antipánico del escenario principal. Con su talkie y un peto morado, explicó a GARA que el último Hatortxu para ella fue el primero.

«Hatortxu me impresionó. Cuando supe que se celebraba Aske tuve claro que quería venir y que quería colaborar. Nos hemos apuntado seis amigas, que tenemos turno desde las cuatro hasta las diez», explicaba esta estudiante del instituto Eunate.

«Estamos viendo mucha gente joven por aquí y esto responde también a nuestro objetivo. Aske mira a la actualidad y quiere conectar a las nuevas generaciones con el conflicto nacional. Sabemos que llegan generaciones que nunca pisaron un Hatortxu y para las que Aske será el referente», aseguró Garazi Castaño, de comunicación.

Uno de los retos más complejos fue cumplir con los compromisos del boicot a Israel. Ningún otro festival del panorama estatal ha llegado tan lejos.

«Tuvimos que estudiar bien cómo se podía lograr un boicot total. Debíamos buscar alternativas para todo, tanto para las bebidas como para los proveedores. Obviamente, ni Coca-Cola ni Pepsi, que copan casi todo, podían estar. Y nosotros somos un festival grande, complejo de abastecer», asegura la responsable de barras.

Además de incluir un espacio para apoyar a víctimas de agresiones machistas y la distribución de voluntarios con peto morado en distintos lugares, el festival difundió pautas centradas en la decisión de la víctima con teléfonos de referencia, incluido uno interno.

Aske proclamó que «este es un pueblo regido por valores transformadores y hoy, en esta carpa se puede ver todo eso: Aske es alegre, rebelde, euskaldun, anticapitalista y feminista. Refugio de quienes queremos ser libres».

«Nos han nublado la posibilidad de soñar y creer en un futuro, como si viviéramos en un presente sin esperanza -denunciaron-. Queremos anticiparnos a la embestida del fascismo, porque si Euskal Herria va a ser libre, es porque es antifascista».

Quienes tomaron ayer el relevo con el festival Aske quisieron recordar «a todas las personas que durante años han estado organizando el Hatortxu Rock. ¡Gracias de corazón, emprendemos el futuro con fuerza!»