El Estado español podía haber reaccionado de dos maneras ante la sentencia de Estrasburgo. Por un lado, podía asumir que la época de realizar imputaciones a medida, de utilizar y retorcer la legislación en función de sus intereses había pasado, que en Europa ya no vende tanto eso de la «legislación especial contra el terrorismo» como para justificar todo. Podía haber sido un argu- mento, un impulso, para poner en marcha una nueva política penitenciaria y abandonar la conculcación sistemática de derechos para obtener réditos políticos. Sin embargo, ha optado por la otra vía, la de seguir dando oxígeno a los sectores más intransigentes, que claman venganza y nunca se sacian, la de criminalizar a los jueces que no han tenido más remedio que aplicar, aunque sea a regañadientes, el mandato de Estrasburgo de que libren a los presos a los que se aplicó la doctrina 197/2006. No sigue, todavía, la directriz marcada por quienes reclaman la salida del Convenio Europeo o la disolución del Tribunal Supremo. Pero sigue amparando y alimentando estas voces.

En esta línea se enmarca el cierre de Ateak Ireki que acaba de decretar la Audiencia Nacional. Ha actuado del mismo modo que lo hizo al cerrar Apurtu.org (o «Kale Gorria», «Egunkaria», «Ardi Beltza», «Egin» o Egin Irratia) con el objetivo de acallar una voz que difundía voces que se prefiere silenciar. Una voz que clamaba por un cambio político y social profundo en Nafarroa. Ahora hablarán algunos de la libertad de expresión. Pero el ataque de la Audiencia Nacional contra otro medio de comunicación es algo más. Es una conculcación de la libertad, en general. Y, además, es el reflejo de un estado que frente a las demandas de cambio y justicia social opta por el palo y por silenciar a quienes protestan. Ateak Ireki fue uno, uno más, de los ladrillos que formaron el muro popular en Iruñerria, difundiendo por todo el mundo qué estaba pasando. Ahora, sin quererlo, se han convertido en el objeto de la solidaridad. Queremos que nos informen de la manifestación del sábado contra el TAV. Y de lo que venga. #AteakIrekiAurrera.