La asociación Áncora desmiente que el Palacio de Bellas Artes de Donostia esté en ruinas

La agrupación cívica Áncora cree que la Sade, propietaria del inmueble, dice que el Bellas Artes está en ruinas para «alarmar a la opinión pública» y que el Ayuntamiento permita el derribo del mismo.

La agrupación cívica para la conservación del patrimonio Áncora acusó ayer a la Sociedad de Deportes y Espectáculos Sade de intentar alarmar a la opinión pública sobre el «ruinoso» estado del Palacio de Bellas Artes para conseguir que el Ayuntamiento permita su derribo.

El edificio, propiedad de la Sade, fue el primero en ser construido como cinematógrafo en Euskal Herria y es el más antiguo que se conserva en el Estado español. La Sade mostró su intención de construir un hotel de lujo en el inmueble, pero al ser un edificio casi sin ventanas -preparado para proyectar películas- la normativa no se lo permite. Por eso, la solución pasaría por derribarlo y volver a construir sobre el solar vacío. GARA contactó ayer con la Sade pero, estos prefirieron no pronunciarse respecto a nada relacionado con el Bellas Artes.

Áncora se ha opuesto a ese derribo y ha conseguido el apoyo de «más de 10.500 ciudadanos» con el pretexto de que el Bellas Artes es un edificio de valor cultural. La agrupación cívica pidió que el Ayuntamiento donostiarra subiera el grado de protección al inmueble para que la Sade no pueda derribarlo. Según explicaron, la sociedad ha presentado un estudio realizado por Tecnalia en el cual se sugiere que el edificio está en ruinas.

Según el arquitecto y miembro de Áncora Mikel Alonso, «el informe es parecido al realizado hace 16 años e indica que el edificio está en peor estado de conservación, algo lógico por el paso del tiempo y si los propietarios no hacen nada por reparar los desperfectos». A su vez, Áncora explicó que «junto al informe, que no certifica que el edificio esté en ruinas», hay un anexo del arquitecto Joaquín Zubiria (contratado por la Sade) en el que recomienda poner una marquesina protectora en el perímetro del edificio para evitar que los viandantes se hagan daño con los posibles desprendimientos.

Áncora afirmó que, «puesto que no es cierto que el edificio esté en ruinas y sería más barato reparar los desperfectos del edificio que poner la marquesina, lo que Zubiria pretende es alarmar a la opinión pública y presionar al Ayuntamiento para que permita iniciar el derribo con la excusa de la seguridad ciudadana».

Mayor protección

En abril de este año el Ayuntamiento dio luz verde a su renovado Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido en el que se diferencian seis grados. El Palacio de Bellas Artes tenía el grado de protección C (dedicado a los edificios con valores arquitectónicos exteriores) y lo rebajaron a D (valores de memoria o simbología) por lo que la Sade puede derribar el edificio si certifica que está en ruinas. Áncora pide al Ayuntamiento que suban el grado de protección al B (valores arquitectónicos exteriores e interiores) para que no pueda derribarlo.

Por otra parte, Áncora no entiende por qué la Sade quiere construir un hotel de lujo en ese lugar porque a su parecer «sería más rentable hacerlo en otro terreno sin particularidades» (el Bellas Artes está en una intersección y tiene forma triangular). Asimismo, animan a la Sade a utilizar el edificio para alguna actividad cultural.