Maite Soroa
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PAPEREZKO LUPA

Le llaman progresista y no lo es...

Rodrigo Rato pasó por el Parlament catalán y allí le cantaron las cuarenta unos cuantos electos, empezando por el portavoz de las CUP, David Fernàndez, que ha visto incrementar su club de fans exponencialmente esta semana. Pero a la derechona no le ha hecho ni pizca de gracia que le pusieran las orejas rojas al preboste, y entre esos medios hay que incluir a «El País», que ha demostrado que tiene de progresista lo que servidora de lagarterana. En su editorial de ayer, el diario de Juan Luis Cebrián destacaba que el exdirigente del FMI y expresidente de Bankia «no tenía obligación jurídica» de asistir a la comisión, sino que lo hizo «voluntariamente», y criticaba que «varios diputados correspondieron a su actitud con calificativos insultantes». El pobre Rato le hace un favor a la Cámara dándose un garbeo por allí, y en vez de agradecerle la deferencia le llaman de todo. De ingratos está el mundo lleno.

El editorialista sostenía que «más que la persona de Rato, quien como cualquier otro compareciente tiene derecho a un trato no vejatorio, quien ha recibido de este incidente un daño difícilmente reparable es el prestigio del propio Parlamento catalán». Seguro que sí, pero por si acaso que no pregunten por la calle que igual resulta que ese prestigio ha subido como la espuma. De momento, las amigas del barrio hemos organizando una excursión a Barcelona.

Según «El País», diario que está en manos de fondos de inversión estadounidenses, bancos suizos y Telefónica, «el espectáculo de esta comisión parlamentaria forma parte de una secuencia de deterioro activo de las instituciones democráticas a cargo de prácticas inaceptables: primero fue rodear la Cámara y los empellones a los diputados; ahora, con los representantes de esas fuerzas dentro del hemiciclo, se trata de convertirlo en una suerte de demagógico tribunal popular». Claro, si es que confunden la libertad con el libertinaje. Dicho esto, el opositor a editorialista de «La Razón» critica a quienes «emplean una condescendencia benevolente y comprensiva hacia CUP», y señala que «el activismo de los de Fernández nutre de jóvenes los actos independentistas y canaliza algunos de los sentimientos de protesta que expresó el 15-M», lo que le debe parecer intolerable. Lo dicho, le llaman progresista y no lo es...