Joseba VIVANCO

Un paso al frente

Futbolistas políticamente incorrectos y clubes grandes que se resignan a arrojar la toalla en sus Ligas.

Un paso al frente
Un paso al frente

«Estimado Antonio Luna, solo puedo decirte que valoro tu valentía, tu honestidad y solidaridad. El mundo sería mas justo con gente como tú», escribía hace unos días en su cuenta de Twitter el conocido sindicalista andaluz Diego Cañamero. El aludido, actual futbolista balear del Aston Villa, tecleó: «Solo doy mi voz e intento aportar desde mi posición, usted da su voz, sus manos y su vida si es necesario, usted si es un héroe. Gracias».


Luna, criado en la cantera sevillista, se había solidarizado poco antes con el secretario general del Sindicato Andaluz de Trabajadores tras su detención y posterior liberación por su participación en incidentes en el marco de una huelga en el municipio de El Coronil. «Está siendo perseguido por la justicia por defender al pueblo trabajador, que a diario sufre muchas injusticias», «no conozco a una persona más solidaria», y «deseo que haya miles de Cañameros», son algunas de las frases del defensa de los ‘villanos’.


No parece que Luna vaya a sufrir consecuencia alguna por ese posicionamiento, al revés que  James McClean, jugador del Wigan y nacido en Derry, que ha vuelto a negarse a llevar la amapola en memoria de los caídos del Ejército británico. En su día ya decidió no jugar con Irlanda del Norte y hacerlo con Irlanda, lo que le valió un sinfín de amenazas –incluso de muerte–, que se repiten cada vez que llega el ‘Remembrance Day’ y no porta la tradicional flor.


No es fácil que un deportista de élite se posicione públicamente en asuntos de la vida pública. Lo sabe bien un futbolista del Al Ahly egipcio, que acaba de proclamarse campeón africano de clubes. Ahmed Abdel Zaher ha sido puesto en venta por sus dirigentes después de celebrar su gol haciendo el llamado ‘signo de Rabaa’, en referencia al utilizado por los partidarios del expresidente Mohamed Mursi, derrocado el 3 de julio a través de un golpe de Estado.


«Hay que tener una posición política. No digo la mía, incluso una contraria, pero que sea una posición. ¿Y quién la tiene en el deporte italiano? ¿Quién se ha levantado y ha dicho: yo pienso así? Nadie», reflexionaba Paolo Sollier, un futbolista izquierdista en los anni di piombo de Italia, que se negaba a firmar autógrafos, pero no a hablar con cada aficionado, que se estrenó en el Perugia regalando un libro de García Márquez a cada nuevo compañero, que respondía con el puño cerrado a cada aplauso de la grada por sus goles, que en algunos campos era recriminado con vítores al Duce Mussolini, que llamó «cómic político» a las Brigadas Rojas, o que se ponía al frente de una marcha contra los desahucios.

La Juve aprieta al Napoli


Probablemente eran otros tiempos. Hoy, los futbolistas como Luna, como Abdel Zaher, como Sollier, como unos cuantos –pocos–, que pensaban que el fútbol no era lo más importante –ni siquiera lo único importrante–, abundan por su ausencia. Hoy, esas banderas sociales, políticas, territoriales, sentimentales las enarbolan con más visceralidad que fe equipos como el Napoli. Las tres grandes sociedades futbolísticas italianas, Juventus, Milan e Inter, son del norte, y se hicieron fuertes a finales de los años 50 y principios de los 60 gracias a la llegada masiva de inmigrantes sureños. Como los llegados de Napoli.


Los únicos Scudetti que ha visto el mezzogiorno italiano han sido el de 1970 –cuando el genial Gigi Riva llevó en volandas al Cagliari hacia el título–, y los dos del Napoli de Maradona, a finales de los años 80.
Los napolitanos soñaron un día con hacer sombra a sus rivales del norte. Cuando el Pelusa ponía a sus botas a la Juve de Platini y Laudrup. El nuevo Napoli de Rafa Benítez se presentaba este domingo ante la Vecchia Signora en un duelo territorial,  clasista, el norte contra el sur, irreconciliables. Enric González nos da un detalle: «El Nápoles tardó muchas temporadas en disputar la Liga italiana, porque no se le admitía. La Liga incluía sólo clubes del norte. En el Mundial de 1990 el público del San Paolo recordó esas viejas heridas. Espoleados por su ídolo supremo, Maradona, quien les recordó la marginación sufrida por los napolitanos respecto a la Italia rica del norte, asistieron a la semifinal Argentina-Italia con una curio

sa flema: aplaudieron el himno argentino y, al final, aplaudieron la victoria argentina». Es Italia. Es el Calcio.
La Roma, líder, volvía a tropezar, esta vez de manera inesperada en el Olímpico ante el humilde Sassuolo, que le empató en el descuento, recibiendo los romanos en casa su primer gol desde el 19 de mayo ante precisamente el Napoli. Una igualada que   ponía en valor el choque entre juventinos y napoletani.
Abrió el marcador Fernando Llorente y lo cerró de golazo el prometedor francés Pogba; al final, 3-0 para los rayados –clausura incluída de dos curvas del estadio por los insultos al Napoli–, dirigidos por un excelso a sus 34 años Andrea Pirlo, enésimo gol de falta incluído, y la Roma que siente al vigente campeón ya en el cogote, a un solo punto. Cuarto se sitúa el Inter, tras volver a ganar en el regreso a sus 40 años de Walter Zanetti tras su grave lesión, en tanto el Milan empataba con el colista y registra su peor inicio desde la 1981-82, cuando descendió.

El United frena al Arsenal


Y si en Italia la Juventus vuelve a mostrar sus credenciales, en Inglaterra el Manchester United hizo otro tanto ante el invicto líder. Los de David Moyes derrotaron por un solitario gol a los de Arsene Wenger y anuncian su vuelta a la pelea. «¿Cuántas veces en los últimos 20 años no hemos peleado por la Premier?», le reprochó Sir Alex Ferguson a Rooney cuando este dijo que se quería marchar por la falta de ambición del club. «Eight points clear, Robin, eight points clear», alardearon el domingo los aficionados gunners ante Van Persie al principio del partido. Luego, Robin hizo el gol del triunfo ante un Arsenal que no fue ni la sombra de lo que venía siendo y que, como el United, seguro que ficha en el mercado invernal.


La horquilla en cabeza se reduce a dos puntos –los 8 primeros están en un arco de 6– después de que Luis Suárez hiciese doblete en la victoria del Liverpool (4-0) ante el Fulham –gol en propia puerta de Amorebieta–. Mientras, el Southampton de Pochettino superó al Hull City –al que su dueño, el egipcio Assem Allam, quiere renombrar la próxima campaña como Hull Tigers– por 4-1 para ponerse tercero. El City de Pellegrini se dio el tortazo al caer –cuarta derrota en seis salidas– en casa del hasta hace poco desahuciado Sunderland, y el Chelsea empató (2-2), con penalti de chiste, ante el West Bromwich Albion.


Quien no cede es el Bayern de Pep. «Es un muy, muy buen fin de semana para nosotros», aseguró el capitán Philipp Lahm tras establecer un nuevo récord de 37 encuentros sin conocer la derrota en la Bundesliga, al vencer 3-0 al Augsburg. El triunfo se hizo todavía más grande con la derrota del Borussia Dortmund por 2-1 en campo de los lobos del Wolfsburg. Los hombres de Jürgen Klopp están a cuatro de los bávaros e igualados con el Leverkusen, que ganó en un encuentro de ocho goles frente al Hamburgo, por 5-3.


Ventaja para los de Munich y brecha que también comienza a abrir en la Ligue 1 el PSG –33 partidos seguidos sin perder– de un Zlatan Ibrahimovic que a sus 32 años sigue destapándose, esta vez con otra tripleta, esta vez ante un Nice que no contó con el apoyo de sus seguidores, que decidieron no viajar a París porque «el precio de este billete –35 euros– es una invitación a no venir; el precio normal para los equipos visitantes se sitúa entre 8 y 12 euros en todos los campos de la Ligue 1».


El enésimo triunfo parisino redobló su valor tras los tropiezos de un Lille con los recursos justos pero que suma 11 partidos de 13 sin encajar ningún gol, y un Mónaco que empieza a flojear de manera alarmante.  Pero esta jornada hubo alguien que le robó cuota de protagonismo al goleador sueco. El presidente del Girondins invitó a la llama de nombre ‘Serge’–secuestrada por unos jóvenes para llevársela de juerga y luego abandonarla–, a que presenciara en directo el derbi atlántico entre Girondins y Nantes en Chaban Delmas. No trajo suerte el camélido a los locales, que cayeron 0-3.


Mucho más caliente, y hasta agresivo, estuvo el derbi del Ródano, entre Olympique Lyonnais y Saint-Étienne, marcado por la cercanía de las dos ciudades, por la sofisticación de la primera y el trabajo metalúrgico de la segunda. ‘‘Les gones inventaron el cine mientras que vuestros padres morían en las minas’’, rezaba un polémico tifo en el año 2000. Rivalidad regional con tintes históricos, como cuando los trabajadores de  Lyon en 1831 fueron doblegados  por las armas provenientes de las fábricas de Saint- Etienne.


Los incidentes, disparos incluidos, detenidos, pancartas que como en 2007 incitaban a los jugadores del Lyon –‘‘la caza ha comenzado: ¡matadles!’’», tuvieron continuación en este nuevo derbi. Lanzamiento masivos de objetos al campo, entradas al límite del reglamento, trifulca en el túnel de vestuarios con participación del meta vasco Stephane Ruffier incluida... Al final, les verts cayeron en casa 1-2 con un gol en el descuento.
El fútbol, la pasión, la rivalidad, la esposa del soltero y la amante del casado, es, en el fondo, como decía Giovanni Trapattoni, «como el balón, un objeto bonito, pero lleno de aire».