MARTÍNEZ DE IRUJO 22

La presente edición del Cuatro y Medio está siendo un continuo sufrimiento, pero Juan Martínez de Irujo quiere seguir padeciendo y volverá a estar en semifinales del acotado de 2013, un escalón del que no se ha bajado desde 2005. Por mucho que su rival ayer fuera su discípulo Joseba Ezkurdia y una derrota ante él fuese algo menos amarga, el de Ibero sufrió ayer como pocas veces lo ha hecho sobre una cancha y, por mucho que pareciera que los ocho saques encajados, las dos faltas de saques cometidas, la pérdida de confianza en sus posibilidades derivada de su lesión en el dedo índice de su mano derecha, el resbalón del empate a 17 o la polémica cortada de Ezkurdia en el 20-20, que ni por la tele se puede decir si dio o no en la chapa, formaban una ecuación que nunca puede dar como resultado 22, el de Ibero fue capaz de dar con la fórmula que lo lleva a enfrentarse contra Oinatz Bengoetxea en semifinales. ¿Habrá aplazamiento esta vez?

Con matices, a Joseba Ezkurdia volvió a sucederle un poco lo del lunes ante Aimar Olaizola, y dejó pasar una gran oportunidad de dar el gran salto, en otro partido que volvió a tener en sus manos, esta vez con un 20-21 y el saque, su gran baza ayer, a su favor. Sin embargo, un tremendo voleón y un gancho al ancho de Irujo pusieron fin a la primera, seguro que no la última, gran aventura del de Arbizu entre los mejores.

A trompicones

Sin duda, la agonía y la emoción fueron los ingredientes principales del partido, en el que se cometieron excesivos errores y en el que nadie llegó a estar cómodo en ningún instante.

El choque comenzó con un 0-5 a favor del más joven, sin que Irujo pudiera conectar un solo pelotazo válido en los cuatro primeros tantos. Un error en una dejada de Ezkurdia dio el saque y respondió con una receta similar. La pelota viajaba a una velocidad endiablada, y los peloteos fueron fugaces, con mucho ritmo pero sin apenas tantos disputados.

Como en partidos anteriores, Irujo comenzó a remolque, con la mente dispersa por culpa de aquella pelota que le fracturó el dedo en Elizondo, e incapaz de dar continuidad a sus buenos momentos, que también los tuvo. A pesar de todo, consiguió llegar al ecuador del partido con ligeras rentas, ya que Ezkurdia tampoco anduvo fino y realizó demasiadas concesiones a su rival. Mejoró sus restos -a Irujo también le penalizó la falta, muy corta, del 10-9-, pero sus errores permitieron al más veterano irse 13-9, en la mayor renta de todo el partido.

Pero el Irujo actual no está con la confianza necesaria para romper partidos como solía. Se precipitó, cometió algunos errores de bulto y el aprendiz volvió a subírsele a la chepa del maestro, e incluso recuperó la iniciativa en el marcador, 17-19, en un parcial que arrancó en otra falta de saque del ayer colorado, esta vez por muy largo, en el 17-16.

Con mucha mayor angustia y padecimiento y menos control por parte del ganador, la fase final del partido de ayer en la Bombonera se pareció horrores al del pasado lunes en el Beotibar, en el que Joseba Ezkurdia no tuvo ese poso necesario para cerrar un partido que, con todos los condicionantes que tuvo, no debió habérsele escapado.