GARA TOKIO

Arranca en Fukushima la operación más delicada desde el inicio de la crisis

Tepco, administradora de la central de Fukushima, comenzó ayer a retirar el combustible nuclear sumergido en la piscina del reactor 4, una operación muy delicada que durará en total más de un año.

La operadora de la central nuclear de Fukushima comenzó ayer a retirar combustible gastado del edificio que aloja el reactor 4, la operación más delicada desde que se desató en la planta hace más de dos años la peor crisis atómica en un cuarto de siglo. El proceso, que durará alrededor de un año, abre la puerta a una nueva fase en el desmantelamiento de la planta, que se cree que llevará unas tres o cuatro décadas.

A las 15.18 hora local, técnicos de Tepco comenzaron a trasladar manojos de dióxido de uranio a un recipiente, llamado barrica de almacenaje seco, con una grúa construida específicamente para la operación, según un comunicado emitido por la empresa. La barrica había sido colocada previamente dentro de la piscina que guarda en total 1.533 piezas de combustible, ya que la operación para introducirlas en el contenedor debe realizarse siempre bajo el agua para que el uranio permanezca refrigerado y así no emita una altísima radiación al exterior.

De uno en uno y con extremo cuidado (la velocidad máxima a la que puede operar la grúa es de un centímetro por segundo) se irá introduciendo combustible en la barrica durante los dos próximos días, hasta que ésta, que tiene capacidad para almacenar 22 manojos, esté llena. Con ayuda de otra grúa, la barrica será sacada entonces de la piscina y descendida hasta la planta baja del edificio del reactor 4 donde será montada en un camión y trasladada a otra piscina en el recinto de la planta que se considera más segura. La operación, que será repetida una y otra vez hasta que se hayan retirado los 1.533 haces de combustible, presenta importantes desafíos, ya que el edificio del reactor 4 sufrió una explosión por concentración de hidrógeno después de que la planta fuera golpeada por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011.

Esto levanta dudas sobre la actual solidez del edificio, y además hace temer que un cascote caído dentro de la piscina a causa de la explosión se enganche con el uranio durante la retirada, lo que podría provocar una grave emisión radiactiva.

«El combustible gastado tiene un riesgo potencial enorme», alertó hace meses el presidente de la Autoridad de Regulación Nuclear, Shunichi Tanaka, quien afirmó estar más preocupado por esta operación que por la acumulación de agua radiactiva y los vertidos al mar.