El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, que el miércoles anunció su intención de optar a la reelección para el periodo 2014-2018, ha pasado en pocos años de la política de la guerra a la de abrir un proceso de diálogo con las FARC, aunque mantiene los operativos militares.

«Optar por más años de violencia, por más víctimas, por más dolor para miles de colombianos es una alternativa inaceptable. Ningún presidente en el futuro le debería decir a una madre que sacrifique a su hijo por una guerra sin fin», resaltó.

Nacido en una tradicional familia liberal bogotana, Santos, de 62 años, estudió economía en Estados Unidos y Gran Bretaña, tuvo cargos directivos en el diario «El Tiempo y ha sido ministro de diversas carteras durante los últimos 20 años.

En su etapa al frente del Ministerio de Defensa, ordenó en 2008 el bombardeo contra un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, en el que murió Raúl Reyes. Este ataque provocó la ruptura de relaciones por parte de Quito.

En julio de 2010, asumió el Gobierno como delfín del expresidente Alvaro Uribe. Como jefe de Estado ordenó en 2010 matar a Jorge Briceño, y en 2011, autorizó el operativo militar en el que murió Alfonso Cano, al frente de la guerrilla en esos momentos y con quien ya había entablado contactos de cara a un proceso de diálogo, que se concretó con la agenda pactada el 26 de agosto de 2012 en La Habana y con la configuración oficial de la mesa de conversaciones el 18 de octubre en Oslo.

Con motivo del segundo aniversario de la muerte de Cano -el pasado 4 de noviembre-, la delegación de paz de las FARC presentó un documental de media hora sobre la figura de Cano, a quien definen como un «optimista y convencido de la paz» y «arquitecto» del actual proceso. «Para él, reconstrucción y reconciliación eran las verdaderas premisas para una nueva Colombia, una nueva visión de nación. Y Santos lo sabía», subraya en la cinta el delegado Pablo Catatumbo, que se separó de Cano para evitar el cerco militar.

Analistas colombianos coincidieron en que los diálogos de La Habana y la firma de un eventual acuerdo para la terminación del conflicto centrarán la campaña para las presidenciales fijadas para el 25 de mayo.

«La elección va a consistir, básicamente, en un referendo por la paz; va a ser la propuesta de guerra versus la de la paz», consideró la politóloga Laura Gil, citada por la publicación colombiana «Semana».

Por otra parte, el vicepresidente Angelino Garzón descartó volver a acompañar a «ningún candidato». Agregó que hasta el 7 de agosto de 2014 seguirá «trabajando por la promoción y respeto a los derechos humanos y por la paz, pues la violencia, el odio y los muertos serán cosa del pasado» en Colombia.