Natxo MATXIN
Otra expulsión tempranera, otra derrota

Demasiado largo para sobrevivir

Apenas hubo partido, solo un cuarto de hora, el tiempo que duró la escuadra navarra en igualdad numérica hasta que Patxi Puñal fue expulsado por una dura entrada. Los de Javi Gracia encajaron al filo del descanso y, a partir de ahí, todo se puso muy cuesta arriba.

VALENCIA 3

OSASUNA 0

A Osasuna se le hizo demasiado largo jugar con la rémora de uno menos durante más de 75 minutos en un estadio que, además, no se le da nada bien -solo un empate en las últimas diez visitas-. Los resultados favorables de los rivales le permiten, en cualquier caso, continuar un par de semanas más fuera del descenso hasta que llegue la complicadísima visita del Real Madrid.

Mientras la escuadra navarra estuvo en igualdad numérica, no se escondió y buscó la meta contraria. A su manera, pues los de Javi Gracia le cedieron la iniciativa al rival y buscaron su espalda saliendo rápido. La tendencia se acentuó cuando se quedó con uno menos, pero para mal. El equipo se metió mucho más atrás y le costó arrancar desde su propia área.

Hasta que Puñal fue expulsado -cierto que la entrada fue dura, pero son de esas rojas que solo se las sacan a Osasuna y a equipos modestos-, hubo incluso la posibilidad de ponerse por delante en el electrónico. Una peinada de Arribas (m.11) a saque de falta botada por Armenteros estuvo en un tris de alojarse en las mallas de Alves. Los rojillos llegaban con celeridad y buen número de efectivos a las inmediaciones de la portería rival y ello animaba a la esperanza de poder encadenar un segundo resultado positivo seguido. Todo se vino abajo en apenas cinco minutos.

Cuando Puñal se tuvo que ir a vestuarios -entre sus récords ya está también el de haber sido, junto a Josetxo, Rípodas y Sergio, uno de los más expulsados en la historia rojilla, con seis rojas- apenas superado el primer cuarto de hora de encuentro el panorama varió radical. Con un hombre más sobre el césped, el Valencia incrementó su dominio, si bien el cuadro navarro daba la sensación de defenderse con comodidad y orden.

Disparos desde fuera del área -ahí Andrés Fernández tuvo su papel protagonista- y centros desde las bandas -cortocircuitados por el mayor poderío aéreo rojillo- fueron las armas utilizadas por los anfitriones. Esa relativa suficiencia daba pie a que Javi Gracia ni siquiera tuviese que recomponer el equipo, con De las Cuevas retrasado a la medular, lo que sí que fue en detrimento de la salida de balón.

El cántaro y la fuente

Pero el cántaro fue muchas veces a la fuente, demasiadas. Hasta el punto que se rompió en el momento más incómodo y dañino, cuando los futbolistas ya estaban pensando más en irse a vestuarios a descansar que en seguir corriendo detrás de la pelota. Jonas, a la postre el hombre más desequilibrante del envite, comenzó su particular festival, abriendo la lata rojilla en el minuto 45 tras solo tener que empujar el cuero tras una buena jugada y asistencia mortal de Barragán.

De la remota esperanza basada en guarecerse en sus cuarteles de invierno y esperar a sacar provecho de una jugada aislada o de estrategia se pasó a la cruda realidad de una derrota que terminaba de amasarse nada más iniciada la segunda mitad, cuando el delantero brasileño ejecutaba un empalme de bella factura ante el que bien poco podía hacer Andrés Fernández.

Con el partido ya dilucidado y sin posibilidad alguna de sacar algo positivo de un escenario casi inasequible en los últimos tiempos, Javi Gracia sí que comenzó a mover banquillo para, al menos, intentar fortalecer el centro del campo con músculo y evitar una nueva reedición de lo que ocurrió en Anoeta.

Sin embargo, la salida al campo de Silva, al que todo el mundo daba por titular seguro, pero que volvió a estar fuera del once inicial por segundo encuentro consecutivo, coincidió prácticamente con el hat-trick de Jonas. Un tercer gol de similar corte al anterior con buenas llegadas locales desde los costados y remates precisos del ariete che, quien incluso pudo llegar al póker en el 60 si Andrés Fernández no lo hubiese impedido con una gran estirada.

Si Velasco Carballo, que no concedió un penalti claro por manos de Guardado y le perdonó la roja (tenía amarilla ya) cuando el 3-0 ya campaba en el electrónico, hubiese pitado el final en ese momento no habría pasado nada. A partir de ahí, ambas escuadras se dejaron llevar por el resultado, pensando más en el futuro inmediato que en lo poco que había en juego.

Javi Gracia: «No se puede decir nada, a escuchar, a callar y a esperar al próximo partido»

Resignado con las trascendentales decisiones arbitrales y procurando no meterse en más charcos. Así se manifestó un Javi Gracia que apostó por poner la vista desde ya en el siguiente compromiso que deberá dilucidar la escuadra navarra. «No se puede decir nada, a escuchar, a callar y a esperar al próximo partido», expresó de manera elocuente el técnico rojillo.

Ello no impidió que el preparador navarro dejase constancia de la marcada influencia que supuso la roja a Patxi Puñal. «Hay un antes y un después de la expulsión, que lo condiciona todo, y luego hay un penalti clarísimo en el área del Valencia que no se pita», se quejó amargamente.

Insistiendo en la jugada que marcó el devenir del choque, Gracia apuntó que la falta «se produjo en el medio campo y no hubo mala intención», a la par que puso especial énfasis en el hecho de que la inferioridad numérica suele ser clave en la resolución de los partidos. «La inferioridad te golea», declaró.

Sin decir una palabra más alta que otra, el entrenador osasunista sí que explicó que «hubo una conversación con el árbitro en la que no pude decir nada, fue un monólogo». Del mismo modo, destacó que era importante mantener la frialdad para «perder el partido y nada más». «Nos hemos vaciado y al final hemos buscado jugar bien. Vamos a pensar en el siguiente partido», apostilló.

Por su parte, el técnico valencianista, Miroslav Djukic, resaltó que los suyos fueron a por los tres puntos desde el principio, «sin especular y en pos de la portería». En este sentido, dio especial valor a la fiabilidad defensiva, ya que «estamos en el buen camino porque ahora somos más seguros atrás». N.M.