IKUSMIRA
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Constitución: una jaula con barrotes de latón

Mientras aquí en Euskal Herria, en las conversaciones y en el ambiente era palpable la indiferencia hacia la celebración del 35 aniversario de la Constitución española, y paradójicamente las referencias a ella procedían de quienes manifiestan su rechazo, en Madrid se «celebró» la fecha con aire circunspecto. A pesar de las pretendidas bondades y de la fingida fortaleza, reinaba la preocupación por su flamante y supuestamente intocable Carta Magna. Tras haber quedado claro que si París y Berlín lo dictan, la Constitución se reforma en un santiamén, las referencias a los procesos independentista catalán y vasco, a las fallas del modelo de Estado y a una «reforma» que no saben muy bien cómo empezar y menos cómo terminará monopolizaron el debate.

No faltaron las amenazas y bravuconadas, los intentos de marcar territorio, pero queda ya muy claro que la dependencia de las decisiones de Madrid, además de un rapto de la voluntad de los vascos, es una rémora para el desarrollo del país. Como camisa de fuerza, como demencial catálogo de prohibiciones, como jaula de naciones, no da más de sí. Saben que el modelo de España se resquebraja y que no se divisa apocalipsis alguna. Saben que, aunque con dificultades, Euskal Herria y Catalunya también marcan su territorio. Con otras armas y con otro estilo. Con razón democrática, con toneladas de razones.