Gotzon ARANBURU

Talleres gureak, ¿Made in Germany?

Made in Germany son tres palabras que equivalen en nuestro subconsciente a «producto de calidad». A trabajo bien hecho. Por ejemplo, si uno se compra un Volkswagen Golf da por supuesto que cada uno de sus componentes es de alta fiabilidad. Los faros, por ejemplo, es inimaginable que fallen. Y no lo harán: los han cableado, no «in Germany», sino en Tolosa, las expertas manos de los trabajadores discapacitados de Gureak.

La planta de Talleres Protegidos Gureak en el polígono Apatta Belabieta (pegado a Tolosa, pero en Ibarra realmente) es un espacio amplio y diáfano en el que docenas de trabajadores se afanan en las mesas y cadenas de montaje. El ritmo de trabajo es el de cualquier empresa de este tipo; la pieza a realizar entra desnuda en la cadena, cada operario le añade componentes, el trabajo se completa, la pieza pasa el control de calidad y finalmente se envasa y termina en la caja que se cargará en el camión. ¿Margen de error? Cero. El cliente no lo admite. Los paneles luminosos adheridos a las columnas indican en tiempo real el número de faros cableados y si alguno de ellos ha presentado algún error que haya sido necesario subsanar: a estas horas de la mañana, la primera cifra es 295 y la segunda, 0.

A día de hoy, Gureak cuenta con cerca de 4.200 trabajadores, repartidos en tres divisiones: Servicios, Industrial y Gupost, cada una de ellas con su propia estructura de gestión. Entre los clientes del área industrial se cuentan multinacionales como Valeo o la danesa Vestas -dedicada a la aerogeneración-, y nativas, como la cooperativa Orkli. En la división Servicios, Gureak está implantada en el sector de la limpieza, en jardinería, en gasolineras... con clientes como el Hospital Donostia. En cuanto a Gupost, trabaja en el ámbito del marketing y publicidad directa, y presta servicio a empresas como Kutxabank, y también a partidos políticos en época de campaña electoral.

Bien y rápido

Como a todo el mundo, también a Gureak le ha afectado la actual crisis económica, especialmente a su división industrial, pero con mecanismos como el trasvase de trabajadores entre áreas está consiguiendo aguantar el envite, según explica Gaizka Iriarte, responsable de zona de la división industrial. «El objetivo prioritario es mantener los puestos de trabajo y estamos lográndolo, señala mientras nos acompaña en la visita a la planta tolosarra.

También en el resto de talleres de Gureak se trabaja bien y rápido. Que se lo digan si no a los trabajadores de la planta de logística de Bergara, a la que llegan cada día siete camiones tráiler con piezas salidas de la forja de la multinacional GKN Driveline en Legazpi. Cada una de estas piezas, que tras su mecanizado pasará a formar parte del sistema de transmisión de un vehículo, es limpiada y comprobada visualmente por los trabajadores -110, a tres relevos durante los siete días de la semana- de Gureak. Embaladas y almacenadas, las piezas son servidas a los clientes de GKN, a un promedio de siete tráiler al día. Cada año pasan en torno a 20 millones de estas piezas, de 2-3 kilos cada una, por la planta de Bergara.

Nerea Apalategi es responsable del área de Desarrollo de Personas de Gureak, y conoce de cerca las dificultades y retos que conlleva adaptar los procesos de trabajo a las características de los discapacitados. «Cuando nos llega un trabajo -explica Nerea- lo que hacemos es secuenciarlo en una serie de operaciones, algunas más complejas y otras más sencillas, para que todos puedan desarrollarlo. Son trabajos en equipo, como ves».

Otro reto importante en los centros de trabajo de Gureak es la participación de los trabajadores en la organización del día a día de la empresa. Son frecuentes las reuniones de los responsables del taller con la plantilla para compartir información sobre visitas previstas, clientes, gestiones... También se forman grupos de trabajo para buscar solución a problemas puntuales que puedan surgir en el taller. Asimismo, los responsables de personal mantienen un contacto frecuente con cada trabajador para conocer su grado de satisfacción con el trabajo que realiza, o cuáles son sus expectativas, «para así nosotros poder ajustar nuestra oferta a cada persona, en la medida de lo posible».

Programa «nizubezala»

Para trabajar en Gureak hay que tener reconocida una discapacidad mínima del 33%. La mayoría de la plantilla, en torno a 2.200 personas, está formada por personas con discapacidad intelectual y enfermedad mental, cerca de 900 presentan discapacidad física, y unas 300 discapacidad sensorial. Cuenta también con cerca de 700 trabajadores sin discapacidad. En cuanto a género, la proporción entre hombres y mujeres es pareja. ¿Hay lista de espera para entrar en Gureak? preguntamos a Nerea y responde que sí, que en determinadas comarcas, como Debagoiena, tienen a veces dificultades para contratar a gente suficiente en momentos de alta carga de trabajo.

Un aspecto que Gureak cuida mucho es la comunicación con la sociedad de su entorno. Con las personas «estándar» que muchas veces ignoramos la realidad de las personas discapacitadas en el mundo del trabajo. En este sentido, para acercar esta realidad a los más jóvenes, lleva a cabo el programa `NiZuBezala', dirigido a alumnos -once años- de sexto de Primaria.

Jokin Larraza, responsable del programa, nos explica que el objetivo es doble: dar a conocer el trabajo de los discapacitados y hacer ver a chicos y chicas el valor de la diversidad. Todas las escuelas de Gipuzkoa han sido invitadas a participar y las visitas se llevan a desde el pasado mes de octubre, con cerca de 400 alumnos participantes hasta el momento. «El objetivo es llegar a los 2.000 al final del curso escolar. Y repetir el año que viene» señala Jokin. La reacción de los chavales suele de ser de sorpresa al comprobar la otra realidad de sus vecinos discapacitados, en un rol distinto al que están habituados en el día a día. Como lo ha sido la del que firma este reportaje.