E. TORRES (PRENSA LATINA)

Bachelet ante el reto de cumplir la promesa de cambios profundos

La presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, anunció ayer que a mediados del próximo enero informará de la composición de su gabinete ministerial, en una jornada en la que los conservadores asumieron la derrota como producto de su falta de unidad. Sus principales propuestas son elaborar una nueva Constitución que reemplace a la heredada de la dictadura, otorgar educación gratuita universal y elevar los impuestos a las empresas de un 20 a un 25%.

La contundente victoria de la exmandataria Michelle Bachelet en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile sitúa al país a las puertas de profundas transformaciones sociales, de cumplirse su programa de gobierno.

Poco después de conocerse la arrasadora victoria en la tarde noche del domingo, Bachelet reiteró su voluntad de llevar adelante los cambios de fondo prometidos, en la mayoría de los casos emanados de las principales demandas que en los últimos años los movimientos sociales llevaron a la calle.

«Se trata de un triunfo de envergadura histórica para las fuerzas de izquierda y progresistas en general», declaró a Prensa Latina el presidente del partido Izquierda Ciudadana, Víctor Osorio, cuya agrupación es parte del pacto opositor Nueva Mayoría, el que postuló a la expresidenta (2006-2010).

De acuerdo con el periodista y político, la contundencia del triunfo sobre la candidata de la Alianza de la derecha chilena, Evelyn Matthei, y sobre todo lo que ella representa, asegura la profundidad de los cambios estructurales que Bachelet y Nueva Mayoría se proponen.

En opinión de Osorio, el 62,16% de los votos a favor de la exmandataria evidencia que la inmensa mayoría de los ciudadanos que concurrieron a las urnas se identifica con las propuestas del bloque, que buscan edificar un nuevo país, que deje atrás la intensa desigualdad y permita aflorar la equidad.

La segunda vuelta del domingo solo tributó a Matthei el 37,83% de los sufragios, en una jornada que estuvo signada por la abstención.

Poco después de conocerse la victoria, Bachelet reiteró las prioridades del que será su Gobierno a partir del 11 de marzo, cuando recibirá de vuelta la banda presidencial que hace cuatro años ella misma traspasó al presidente Sebastián Piñera. Entre sus propuestas, remarcó la voluntad de emprender una profunda reforma educacional y avanzar hacia una nueva Constitución. Ante cientos de seguidores a las afueras del capitalino hotel Plaza San Francisco, en la emblemática Alameda, Bachelet agradeció a las voces populares de las cuales emergieron muchos de sus ejes programáticos, entre ellos a los jóvenes que en las manifestaciones demandaron cambios en el sistema de enseñanza.

«Gracias a los jóvenes se ha manifestado con fuerza las ansias de construir un sistema educativo público. Ya nadie duda de que el lucro no puede ser el motor de la educación», expresó. Bachelet insistió en que la educación no es una mercancía, porque los sueños no son un bien de mercado. «Es un derecho de todos y de todas», exclamó. Además, puso énfasis en la batalla que librará para que el país avance hacia una nueva Constitución, nacida en democracia, en lugar de la Carta Magna vigente, establecida durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Según la mandataria electa, la nueva Constitución debe asegurar más derechos, y garantizar que en el futuro la mayoría nunca más será callada por una minoría.

«Una Constitución que se transforme en el paso social nuevo, moderno y renovado que Chile demanda y necesita, que sea la base de una nueva relación entre las instituciones y la ciudadanía», apostilló.

Además de tener como aval el 62,16% de los sufragios en la segunda vuelta, tiene a su favor el empuje de las fuerzas de centro-izquierda en el Congreso, que el 17 de noviembre ampliaron sus curules en ambas Cámaras .

Con estos resultados, junto al retorno de Bachelet al Palacio de La Moneda, de 38 butacas del Senado, 21 serán ocupadas por partidos pertenecientes a Nueva Mayoría, la derecha dominará 16, y uno es independiente. En la Cámara de Diputados, el bloque de Bachelet controlará 64 curules, la bancada de los partidos que pasarán a ser de oposición ocupará 52, y cuatro serán independientes que podrían inclinarse con el pacto de la nueva presidencia.

La alta abstención vuelve a marcar la jornada electoral

Una elevada abstención, que rozó el 60%, y el fracaso de la derecha, que obliga a una recomposición en las filas conservadoras, marcaron el triunfo de Michelle Bachelet, la primera mujer en ser reelegida presidenta de Chile.

Pero su victoria se ha visto en parte empañada por la baja participación. El domingo, cuatro de cada diez electores prefirieron quedarse en casa.

Representantes de todos los sectores políticos, incluido el propio presidente, coincidieron en que la baja participación supone una severa advertencia, tanto para el Gobierno como para la oposición. Aunque la derecha no ha deslegitimado el triunfo de Bachelet, algunos de sus portavoces han señalado que la abstención le resta representatividad. Pero este alegato es refutado por quienes recuerdan que hace cuatro años, cuando en Chile el sufragio era obligatorio, Sebastián Piñera ganó con 3.599.000 votos, apenas 100.000 más que los obtenidos por Bachelet en los primeros comicios con voto voluntario.

Además, la derrota de Evelyn Matthei abre una brecha en la derecha, pese a que asumió íntegramente la responsabilidad por los adversos resultados electorales. Y muchos acusan a Piñera de haber prestado un tibio apoyo e, incluso, haber torpedeado la candidatura de Matthei.

Pero más allá de las equivocaciones en las filas conservadoras, los analistas coinciden en que el secreto del triunfo de Bachelet es la sintonía con una sociedad que ha ido cambiando en los últimos años y se ha hecho más exigente y el compromiso de iniciar un nuevo ciclo político aprovechando una oportunidad que no dudan de calificar de histórica. GARA