Fede de los Ríos
JO PUNTUA

Católicos ejemplares de pulso firme

Este viernes pasado se pudieron oír «vivas» a Francisco Franco Bahamonde y a José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia en el Colegio de Abogados de Madrid por pretender destituirles del cargo de decanos honoríficos. No se han practicado detenciones ni abierto línea alguna de investigación por instancia estatal. Por lo que se ve, en este caso, prima el derecho a la libertad de expresión sobre una posible apología del terrorismo.

El mismo viernes, el PSN se abstenía en la votación propiciada por la propuesta de cambiar el nombre de la Plaza del Conde Rodezno por el de Nelson Mandela en la que votaron en contra UPN y PP. Tomás Domínguez Arévalo, Conde de Rodezno, salvador de la patria junto a Sanjurjo en el año 32 y de nuevo salvapatrias con Mola en el 36, fue ministro de Justicia en el primer Gobierno de Franco. Católico ejemplar, el ministro de Justicia que más sentencias de muerte ha firmado. Nunca le tembló el pulso. Eso sí, a su firma siempre acompañaba la rúbrica de «enterado» del Caudillo. Derogó la Ley de Matrimonio Civil, la Ley de Divorcio y anuló la incipiente legislación acerca de la interrupción voluntaria del embarazo. Recuperó el artículo del antiguo Código Civil que reza «El marido debe proteger a la mujer y esta obedecer al marido».

Tampoco tembló el pulso de Utrera Molina, ministro secretario general del Movimiento y vicepresidente del Consejo Nacional del Movimiento, para firmar en 1974 la ejecución a garrote vil del militante del MIL Salvador Puig Antich. Hombre de principios y católico ejemplar como su admirado Caudillo, forma parte junto con su hijo de la fundación que lleva el nombre del insigne gallego, financiada por ustedes, queridos lectores, y yo, vía impuestos. Ahora una jueza pejiguera y argentina le quiere implicar por crímenes de lesa humanidad. Desconoce la de la tierra del tango y el bandoneón que José Utrera Molina no es otro que el suegro de Alberto Ruiz Gallardón, ministro de Justicia, católico ejemplar a quien no le tiembla el pulso en la promoción de la productividad uterina. Defensor de un útero fértil como esencia misma del arquetipo platónico de la idea «mujer», como lo fue su antecesor conde de Rodezno.

Alberto es hijo de José María Ruiz-Gallardón, un consejero de Juan de Borbón que fuera abogado del despacho de Ramón Serrano Súñer, cuñadísimo de Franco, seis veces ministro, presidente de la Junta Política de la Falange Española Tradicionalista de las JONS, promotor de la División Azul y creador de la ONCE, la agencia EFE y Radio Intercontinental (que acabó en Intereconomía) y del otro socio del bufete, Alfonso García Valdecasas, amigo de José Antonio Primo de Rivera y quien propuso el nombre de Falange Española para una organización católica y de combate.

José María, a su vez, fue hijo de Víctor Ruiz Albéniz, periodista que ejerció de cronista oficial del franquismo.

Los abuelos, los padres, los hijos, los nietos. Todos católicos y ninguno aquejado de temblores a la hoja de impartir la moral católica travestida de justicia.

¡Qué hedor a correaje y a sacristía!