Janina Pérez Arias BERLÍN
Elkarrizketa
Jane Campion
DIRECTORA DE CINE

«De haber sido hombre, probablemente hubiera hecho más películas»

Escribió historia al lanzar «El Piano», y ahora con «Top of the Lake», la realizadora neozelandesa incursiona en el mundo de las miniseries de alto nivel para la pantalla pantalla. Una perturbadora historia policíaca de siete capítulos, la cual ha sido nominada recientemente a los Globos de Oro.

Siguiendo la estela de otros directores de postín, Jane Campion (Wellington, Nueva Zelanda, 1954) se lanzó al agua de las miniseries televisivas de lujo. «Top of the Lake», como se titula, significa para la cineasta así mismo una intensa incursión en el género policiaco de misterio, manejando el suspense y la intriga con pulso.

Para este ambicioso proyecto, desarrollado en increíbles parajes de Nueva Zelanda, la oscarizada realizadora compartió la dirección con Garth Davis (mejor conocido en la producción de comerciales), como también la escritura del guión de los siete capítulos con el mismo Davis y su antiguo colaborador Gerard Lee.

Lo que se inicia como el misterio de por qué una niña de 12 años se adentra en las profundas y gélidas aguas de un lago, es el punto de partida de esta perturbadora historia en la que se entrelazan el incesto, el abuso a las mujeres, los bajos fondos del tráfico de drogas, entre otros temas que nutren el suspenso y el drama de cada uno de los capítulos.

Protagonizada por Elisabeth Moos (la Peggy Olson de «Mad Men», «una extraordinaria actriz», tal como la describe Campion), Holly Hunter (quien protagonizó la ya legendaria «El Piano», en 1993) y el fantástico actor escocés Peter Mullan, después de haber sido la primera serie estrenada en el Festival de Cine de Sundance, se proyectó en la el Festival Internacional de Cine de Berlín generando muy buenas críticas.

Recientemente «Top of the Lake» logró sendas nominaciones a los Globos de Oro -a entregarse el próximo 12 de enero-, en los apartados de Mejor Actriz de Miniserie (a Moos por su rol de la detective Robin Griffin), así como el de Mejor Miniserie.

¿Por qué decidió hacer «Top of the Lake»?

No puedo recordar el día exacto en el que se me ocurrió la idea, pero durante mucho tiempo tuve en mi mente la imagen de una mujer viviendo en una especie de paraíso, y que otras mujeres destrozadas -por alguna circunstancia- y desilusionadas, llegaban a su entorno. Era como un grupo de mujeres, a quienes nadie se las quiere follar, alejadas de la sociedad.

¿Qué le atrajo del formato de miniserie?

Es como una novela. No pienso en episodios, sino en capítulos. Me encantan las novelas porque puedes abandonar el mundo real por un rato. Por otra parte, me gusta que la miniserie tenga un número limitado de capítulos, lo cual permite vivir más intensamente tanto la historia como los personajes.

El personaje de Holly Hunter, GJ, esa mujer que fue su primera idea para el desarrollo de esta historia, está inspirado en U.G. Krishsamurti, ¿qué tomó de él?

Fue un filósofo y pensador que rompió con algunas creencias; sostenía que no teníamos que atravesar por todos esos niveles o cosas parecidas... Tenía un toque de locura, pero estaba lleno de compasión, era muy sensible. Holly es una gran actriz y supo desarrollar su rol. Trabajamos mucho la gestualidad, por ejemplo, pero para Holly representó también cierta valentía al enfrentarse a este tipo de personaje.

Ha dicho en relación al trabajo con el coguionista Gerard Lee que él construye los personajes femeninos, y usted los masculinos. Esto suena extraño si se piensa que sus películas están centradas en féminas...

(risas) ¡Adoro a las mujeres! Este proyecto en particular no lo quise hacer sin Gerard, porque tiene un gran talento, es increíble construyendo diálogos, serpenteando a través de las historias, cuidando cada detalle a pesar del tiempo y del espacio. Me encanta trabajar con él.

¿Cómo desarrollaron el enfrentamiento entre matriarcado y patriarcado?

Realmente nos gustaba la idea de esa confrontación [representada por GJ y por Matt Mitcham, interpretado por Peter Mullan] Mitcham es como un niño pequeño, aunque también es un demonio. Personas como él son siempre peligrosas. En la historia trabajamos mucho más con sugestión, antes que con simbología; hasta el mismo lago es una sugestión...

¿Qué le llama la atención del género policiaco de misterio?

Me fascina ir detrás de ese «¿qué pasó en realidad?». En el género policiaco de misterio esa es siempre la pregunta de partida, la cual viene a ser la misma interrogante que te haces a lo largo de tu vida. Es como una travesía hacia la verdad, porque todos queremos encontrarla de alguna manera. Tanto a Gerard como a mí nos interesó también la mecánica del género, la cual consiste en seguir las pistas, armar el puzzle del misterio.

¿Qué piensa del hecho de que algunos críticos han comparado «Top of the Lake» con «Twin Peaks»?

No es como «Twin Peaks», aunque no es que sea un gran error hacer esa afirmación... Adoro el trabajo de David Lynch, pero «Top of the Lake» es muy diferente. En cuanto a la estructura, hemos tratado la historia de forma que cada capítulo tenga una energía propia.

¿Es verdad que no dirigió la totalidad de los siete capítulos?

Es cierto, pero estuve allí siempre cuando me necesitaron, en todas las situaciones, tanto por dificultades personales como por el trabajo en sí. Fue muy nutritivo ver cómo Garth [Davis] trabajaba la historia, ya que él vio otros aspectos y los trató mejor que cómo yo lo hubiera podido hacer. Para ser honesta, me impresionó mucho.

¿No se planteó esta historia como un largometraje?

No. Tampoco me preocupa la discusión de la supremacía de la televisión sobre el cine. Después de hacer «Bright Star» (2009), tuve la idea de «Top of the Lake». La cadena BBC se había quedado muy contenta con la colaboración que tuvimos en «Bright Star», así que les planteé la idea de esta historia criminal-policíaca, y mostraron mucho interés en la misma.

¿Qué hubiera pasado de no haber tenido todo el apoyo en cuanto a recursos? ¿Hubiese continuado adelante con el proyecto?

No me gusta hacer las cosas mal, así que lo hubiese dejado. No quiero verme fracasando con un proyecto al constatar que, por ejemplo, no se pueden rodar ciertas escenas. Eso es una señal de un inminente desastre.

¿Tan lejos puede llegar con sus condiciones?

Soy una persona bastante razonable... (risas) Tengo idea de lo que pueden costar las cosas... Mis productores son más jóvenes que yo y están siempre presionando para conseguir más financiamiento, o para echar a andar los proyectos en la brevedad posible. Lo más duro para mí es cuando me presionan para hacer cosas cuando no quiero; yo soy más de «vamos a tomarnos otro café con calma...». A veces ese ímpetu, sobre todo para sacar dinero, es muy bueno, pero yo no hago esto por el dinero, sino porque es una buena oportunidad para cristalizar una idea.

Después de tanto tiempo dedicándose al cine, ¿cree que la industria cinematográfica sigue siendo un mundo de hombres?

Basta con mirar los datos. Nada más piensa cuántas mujeres han ganado el Óscar, ¿qué puede significar eso? Esa situación se refleja en todos los aspectos de la sociedad.

¿Cree que eso pueda cambiar?

No lo creo... Si no ha cambiado en todos estos años en los que he trabajado en la industria... Las mujeres han aceptado esa situación, no sé por qué. Y, repito, pasa en todas partes.

¿Se siente primero artista y luego mujer?

No lo sé en realidad... ¿Qué es el género? Es algo bastante peculiar... ¿Es que se trata solamente de tener vagina o pene? (risas)

¿Está decepcionada o triste por no haber visto casi ningún cambio en todos estos años?

Honestamente no me importa mucho. Le dejo el mundo a los hombres. No tomo en serio el mundo masculino, ni lo que hacen, ni lo que poseen. Para mí es una gran abstracción. Mientras más poder tienen, más difícil se les hace dejarlo.

¿Qué tan diferente sería su carrera de haber sido hombre?

Probablemente hubiera hecho más películas, porque no hubiese dado a luz a mi hija. Esa es una gran diferencia. Como madre te entregas, mientras que la mayoría de los hombres no se preocupa por sus hijos.