Raimundo Fitero
DE REOJO

Aburrimiento


En un apoyo de archivo a la información que nos tiene en tensión y totalmente desconcertados: la manifestación de Bilbao, se nos muestran a los que ejecutaron en primera línea, hace dos décadas largas, la política de dispersión, apoyada con entusiasmo por el PNV, y al ver a aquellos personajes de la política de entonces, me ha resonado de nuevo la frase de Felipe González diciendo con ese cinismo que le caracteriza y le inculpa, que abandonaba su cargo en Gas Natural porque «es un aburrimiento». Mister X ya había dejado una descripción del papel de los expresidentes: jarrones chinos que molestan en todos los rincones. Jarrones chinos muy bien remunerados, con sueldos vitalicios de parte del Estado, coche, chofer, escolta y secretarias. Y cargos sospechosos.

Lo del aburrimiento a ciento cincuenta mil euros al año, es una regalía, una mamandurria, un escándalo que se perpetúa y se repite. Y lo del aburrimiento se puede extender en todos los órdenes de las cosas, porque para paliar esa sensación que debe llegar cuando uno no puede dar la orden de crear grupos armados en sus cloacas o conceder indultos a asesinos franquistas o banqueros a los que se les debe favores, se dedicó a montar piedras como joyas a millón cada una. Otro escándalo. Uno se pregunta si el último títere felipista que queda es Alberto Pérez Rubalcaba. Quizás se mantiene desangrando a su partido y convirtiéndolo en un zombie para que no se destape la olla del aburrimiento de tantos años de corrupción y terrorismo de estado.

Pero esa idea de aburrimiento, viendo un reportaje sobre Miguel Blesa, su ascensión en el mundo financiero a base de presidir el consejo de administración de Caja Madrid, sus lujos fuera de toda lógica, sus sueldos, sus cacerías, nos provocan un extraño sentimiento de repulsa, de duda, de impotencia, quizás de envidia. ¿Cuántos individuos de esta calaña han estado y siguen al frente de instituciones públicas o privatizadas de manera sospechosa robando para su círculo cercano y para sí mismo? La transparencia parece un objetivo de valor democrático básico que se debe reivindicar por necesario y alcanzable. Para que a nadie le entre el aburrimiento.