GIPUAKOA BASKET 65

REAL MADRID 76

A día de hoy, decir que el Real Madrid que dirige Pablo Laso solo ha sido superior en un cuarto, es mucho decir por el rival. Pues Gipuzkoa Basket, pese a jugar sin Jason Robinson, consiguió que el Real Madrid sudara mucho su victoria.

Solo un 2-11 adverso de inicio impidió que los de Sito Alonso tuvieran opciones reales de victoria. Eso, y un mal porcentaje de triples y tiros libres. Por lo demás, plantearon el partido evitando las explosiones atléticas merengues, cerraron el grifo asistente a Sergio Rodríguez y consiguieron cargar de faltas a Mejri y Bourousis.

Raúl Neto y David Doblas -pese a los errores desde la línea de tiros libres de este último- asumieron la responsabilidad anotadora, mientras Winchester o Salgado buscaban la manera de hacer hueco a sus interiores desde más allá de los 6,75 metros. El planteamiento fue muy bueno, pero falló el acierto, en parte porque el Real Madrid, al ver que las alegrías anotadoras quedaban para otro día, se fajó atrás con agresividad y momentos de cierta permisividad.

Goteras y escapes

Gipuzkoa Basket se pudo ahorrar el peligro de un tirador de pura cepa como Carroll, pero la infinidad de recursos de Pablo Laso hizo que aparecieran varias de sus figuras en diversas ocasiones para definir.

Primero fue Sergi Llull. El jugador de Mahón puso la directa como en él es costumbre en un primer cuarto que acabaría siendo decisivo. De su mano, 11 de sus 18 tantos llegarían en los diez primeros minutos, los merengues adquirieron un colchón de entre 7 y 11 puntos imposible de superar por los locales.

Después fue el turno de Sergio Rodríguez. El «Chacho» apenas pudo repartir juego, pero superó a Winchester, y aunque no tuvo acierto en el triple, desde la media distancia y en penetración hizo un roto.

Y el último del «trío Calavera» fue Rudy Fernández. Reboteó, defendió y en el último cuarto, cuando parecía que Gipuzkoa Basket achuchaba, decidió con cinco puntos clave. Derrota muy digna, pero nada más.