El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, llegó ayer a Irán en una visita marcada por cuestiones económicos y por el conflicto sirio.

Ambos países llevan meses intentando mejorar sus relaciones. El jefe de la diplomacia turca, Ahmet Davutoglu, estuvo en noviembre en Teherán y en enero le devolvió la visita su homólogo iraní, Javad Zarif. Se espera pronto en Ankara al primer ministro, Hassan Rohani.

Erdogan se encuentra en medio de un escándalo de corrupción en el que se acusa a su Gobierno de, entre otras cosas, vender oro a Irán a cambio de petróleo, pasando por encima de las sanciones internacionales.

Turquía necesita del petróleo y del gas iraní y espera incrementar los intercambios a medida que se vayan levantando las sanciones contra Teherán. El apoyo de Ankara a los rebeldes sirios estará encima de la mesa de sus encuentros.