Gari Mujika
EH Bildu
KOLABORAZIOAK

La irresponsabilidad política por bandera

No solo están hurtando el debate presupuestario a la ciudadanía, sino que lo hacen sin mostrarle cuál es su modelo de ciudad y cuáles sus prioridades para 2014. ¿Y cómo se hace eso? Muy sencillo. Diciendo, negro sobre blanco, qué es lo que no les gusta, qué quitarían y en su lugar qué pondrían

Tras 20 años de un gobierno monocolor en Donostia -nunca está de más recordar que fue el PNV quien aupó un ejecutivo españolista y no uno abertzale-, un nuevo tiempo político emprendió su andadura de la mano del alcalde Juan Karlos Izagirre y su gobierno.

Tres años han transcurrido desde entonces, y como en política las actitudes de la mayoría de los partidos son cambiantes y cíclicas, a falta de quince meses para la próxima contienda electoral ha vuelto a la palestra pública el bloque del No conformado por PNV, PP y PSOE.

En este tiempo ha quedado patente que algunos padecen aun de indigestión al constatar que Bildu fue la fuerza más votada en los comicios de 2011. Y nunca está de más recordar el contexto de entonces y el que marca el hoy.

Bildu tendió la mano desde el primer día al PNV con objeto de consolidar en Donostia, la capital más euskaldun y abertzale, ese cambio político y social exigido en las urnas. La sorpresa o, mejor dicho, la decepción, ha sido continua al constatar que por meros cálculos electorales la formación jeltzale ha rechazado una y otra vez la mano de Bildu y ha preferido coaligarse con PP y PSOE.

El segundo año, en cambio, ese bloqueo por el mero hecho de bloquear al gobierno se superó al alcanzar acuerdos políticos y económicos en su mayoría con el PSOE, aunque también con PP y PNV. La centralidad política de la que hacen gala los jeltzales en Donostia ha brillado por su ausencia, y ha preferido que Gasco se erija y se afiance como portavoz único de la oposición.

En 2014, en cambio, nos encontramos con una situación surrealista cuando nos enfrentamos al debate presupuestario. En un contexto de crisis económica, con dificultades para ejecutar inversiones al no haber ingresos, mientras todavía se siguen saneando las deudas contraídas por gobiernos anteriores, cuando los derechos laborales de los trabajadores públicos siguen cercenados por Madrid, cuando la creación de empleo y la activación económica debe ser un prioridad unísona, nos encontramos con la irresponsabilidad como bandera de la oposición.

No han tenido ni siquiera la deferencia de atender las llamadas del gobierno para presentar a cada uno de los grupos el contenido del proyecto presupuestario. Un plan que no difiere demasiado del del año pasado, pactado y aprobado junto al PSOE. Ahora, en cambio, se escudan en una enmienda a la totalidad por no sincerarse y asumir que todo esto se trata de una actitud política con la campaña electoral en ciernes .

El PP ni está ni se le espera, por lo que no sorprende su actitud. Ha sido una constante en su proceder, y tampoco se llegará a acuerdos troncales entre Bildu y el PP por lógica y coherencia política.

El PNV, en cambio, sorprende por su actitud visceral. Mientras que el EBB lanza el mensaje de que posibilitarán la estabilidad presupuestaria en todas las instituciones vascas, justo se han olvidado de la capital guipuzcoana en esa ecuación. Tanto se han olvidado que prefieren salir en fotografías de acuerdos junto al PP y al PSOE, pero nunca con EH Bildu. Un dato más que significativo.

Según conversaciones informales, porque no ha habido ni siquiera la deferencia mínima de realizar una reunión formal, a los grupos de la oposición lo que más les molesta es trabajar. Y lo digo porque no solo están hurtando el debate presupuestario a la ciudadanía, sino que lo hacen sin mostrarle cuál es su modelo de ciudad y cuáles sus prioridades para 2014. ¿Y cómo se hace eso? Muy sencillo. Diciendo, negro sobre blanco, qué es lo que no les gusta, qué quitarían y en su lugar qué pondrían.

Les desagrada, por ejemplo, que este gobierno haya vuelto a poner el compromiso adoptado con los trabajadores municipales de devolverles el poder adquisitivo que perdieron en 2009 con el gobierno del PSOE. No les gusta ese ejercicio, pero les gusta aun menos trabajar y dar la cara, es decir, retira vía enmiendas esa partida si no te gusta y di a dónde iría a parar ese dinero de los trabajadores.

Pero prefieren esconderse tras una enmienda a la totalidad y no desnudarse ante la ciudadanía.

No es solamente una cobardía, sino también una gran irresponsabilidad política el tumbar un proyecto presupuestario por el mero hecho de desgastar al gobierno municipal. El que pierde no es el ejecutivo, la que pierde, y mucho, es la ciudad y los y las donostiarras. Y todo ello gracias a PNV, PSOE y PP. Si fueran valientes y tuvieran las cosas tan claras, confeccionarían un presupuesto alternativo.

Este gobierno, en cambio, seguirá actuando como debe ante las necesidades y prioridades de esta ciudad. Y si la oposición no se aviene a negociar la aprobación de los presupuestos y pretende forzar una prórroga, este gobierno le volverá a tender la mano para alcanzar, como hizo en 2012, un acuerdo en inversiones. Quizás en este llamamiento el PNV tenga que atender a la estabilidad institucional de la que hacen gala, o a la necesidad de marcar distancias con las formaciones españolistas y no dar la espalda a quienes defienden el ser y el futuro de este país, lejos de las tenazas de Madrid y París.