Ingo NIEBEL

Las cartas de Himmler, jefe de las SS, revelan su faceta privada, pero no sus secretos

El diario conservador «Die Welt» publica en ocho capítulos la correspondencia privada y las fotos de familia del jefe de las SS, Heinrich Himmler, halladas en Israel. Ese material será la base para un próximo documental. Pero los secretos realmente importantes siguen sin ser revelados.

SS. Son las letras que casi 70 años después de la capitulación incondicional del Ejército alemán, el 8 de mayo de 1945, siguen despertando cinterés en un tema sobre el cual ya se han publicado miles y miles de libros e innumerables películas de cine y TV. Ante la profusión y saciedad con la que se ha tratado el nazismo desde casi todos puntos de vista, resulta casi imposible ofrecer algo nuevo.

Sin embargo, el diario conservador alemán «Die Welt» ha conseguido una suerte de scoop al toparse en Israel con lo que se podría llamar el archivo privado de Heinrich Himmler, a la sazón Reichsführer de las SS, jefe de las Policías alemanas y de la Gestapo. El nazi de primera hora es el responsable de buena parte de los millones y millones de muertos que su ideología causó en Europa entre 1933 y 1945. Entre ellos están, entre otras, las 6 millones de personas asesinadas por ser «judías» con disparos en la cabeza en los descampados de Rusia o, industrialmente, con el gas Zyklon B en los campos de exterminio como Auschwitz. Sin olvidar a los 20 millones de ciudadanos soviéticos masacrados por las SS después de la invasión de la Unión Soviética en 1941. Himmler ordenó y organizó junto con otros expertos estas y otras masacres.

Dado que este tipo de noticias se vendía mejor que relatos sobre su vida privada se creó una imagen de «tecnócrata de la muerte». Justamente por eso las cartas, fotos y extractos de diarios de Himmler y de su esposa Margarete arrojan ahora luz sobre la más o menos ignorada vida privada del matrimonio. De lo publicado por «Die Welt», se deduce que se querían y que desde el principio eran convencidos nazis y antijudíos cuando en los años 20 se afiliaron al partido dirigido por Hitler, al que llaman Chef (jefe).

Aún no está claro cuánto material se ha encontrado en Israel. El historiador Michael Wildt y la sobrina nieta de Himmler, Katrin, están preparando un libro que se basa en al menos 200 «cartas y documentos». Se sabe que dos soldados estadounidenses se llevaron abundante documentación de la casa privada de Himmler en 1945. Uno vendió su lote a un oficial de la inteligencia militar de EEUU, donde se le pierde la pista. La otra parte llegó a Israel sin que se sepa cómo terminó en manos del superviviente del Holocausto, Chaim Rosenthal. Este hombre la vendió al padre de la israelí Vanessa Lapa cuyo particular documental, hecho sobre las fotos y palabras de los Himmler, será estrenado en el festival de cine, la Berlinale.

De ahí se explica también por qué «Die Welt» sale ahora con su serie de ocho capítulos, titulada «La letra de un asesino de masas». Su casa editorial. Springer. ha colaborado en la producción y es conocida por su notoria «solidaridad» con EEUU y «la defensa del derecho a la vida del pueblo israelí», como consta en su declaración de principios. A lo largo de la última década el sionismo ha convertido el Holocausto y su derivada del manido «antisemitismo» en su arma principal para acallar en Alemania a cualquier voz que podría oponerse a sus intereses, solidarizándose con el pueblo palestino u otros estados que lo apoyan en su lucha.

Máquina de hacer dinero

Pero las SS no sólo eran una máquina de matar, sino también de hacer dinero. Su filosofía de «expiación con el trabajo hasta la muerte» convirtió a millones de presos en esclavos que fueron alquilados a las empresas propias y a los grandes trusts alemanes. Estos últimos mantenían sus buenas relaciones con su pares estadounidenses a pesar de la guerra. El intercambio de dividendos se hacía por ejemplo a través de Suiza.

Empresarios alemanes financiaron también a Himmler a través del selecto «Círculo de Amigos del Reichsführer-SS». En 1944, cuando el final del Imperio nazi sólo era cuestión de tiempo, el servicio secreto de las SS, el SD, organizó la fuga de capital, planes y recursos humanos de bancos y firmas al extranjero. Uno de los responsables de esta operación era el general Walter Schellenberg. El oficial perteneció a la élite académica e intelectual de las SS que ideó el poder legal y técnico de esta organización pero logró mantener distancia hacia los verdugos que hacían el trabajo sucio exterminando a los «enemigos del Reich».

Schellenberg, como también el ex jefe del «Estado Personal» de Himmler, Karl Wolff, llevaron a cabo las negociaciones secretas con los aliados occidentales. El objetivo era lograr una paz separada, ofreciendo a la Gran Bretaña de Winston Churchill la lucha conjunta contra la URSS. Himmler estaba al tanto de todo eso. Tal vez por eso se puso el nada discreto uniforme de policía secreta militar GFP cuando pretendió cruzar la líneas británicas el 21 de mayo, acompañado por sus ayudantes.

Según la versión inglesa, Himmler se suicidó con cianuro cuando le cachearon. Los documentos, publicados en 2005 por un historiador británico, que culparon al Gobierno de Londres de asesinato, resultaron ser falsificaciones. El fondo «Himmler» de los Archivos Nacionales británicos lo mantendrán clasificado hasta el año 2045.