GARA BERMEO

El oleaje rompe el espigón y anega las lonjas de pescadores de Bermeo

Los vecinos de Bermeo quedaron estupefactos ante la fuerza del temporal, que golpeó con virulencia hasta romperlo el muro que protege el puerto pesquero y el deportivo. La gruesa barrera de hormigón sucumbió ante el ímpetu y la altura de las olas, que agujerearon en tres partes el espigón, dejando desprotegidas las lonjas de los pescadores de esta villa vizcaina.

Las brechas se produjeron a las 5.00, cuando el agua irrumpió en el puerto, destruyendo los pantalanes, hundiendo pequeñas embarcaciones y provocando cuantiosos desperfectos. Pero la incidencia más destacable se produjo en las lonjas, situadas junto al rompeolas. En una de ellas quedó atrapado un pescador, que tuvo que esperar tres horas para poder salir.

En declaraciones a ETB, el arrantzale explicó que, al verse atrapado por la olas, decidió subir a la parte de arriba de la lonja, donde esperó a que bajara la marea. «Se ha roto el rompeolas y ha venido el mar entero. Como si hubiera estado en la mar, igual-igual», señaló ya con tranquilidad, pese a que todavía eran muy visibles las rocas que arrastró el oleaje.

«Se ve que la puerta está rota y se ve que hay muchas piedras dentro. Habrá que liberar la entrada y luego ver lo que pasa», lamentaba otro de los afectados en sus locales.

El temporal también generó problemas en las zonas descubiertas de la parte vieja de Bermeo. «Nos ha entrado bastante agua, a pesar de que hemos puesto protecciones en la puerta», relataba el propietario de un establecimiento hostelero, que no pudo impedir que las olas anegaran su bar.

Los dueños de las pequeñas embarcaciones de recreo, hundidas en el puerto, tampoco ocultaban su resignación. Hoy será día de consultar con los seguros para ver qué se puede recuperar del desastre. Los propietarios cruzaban impresiones en el puerto sin camuflar su abatimiento.

Miedo a la pleamar vespertina

Tras comprobar in situ los daños provocados por el oleaje, la alcaldesa de Bermeo, Idurre Bideguren (Bildu), mostraba por la mañana su preocupación por los posible efectos que la pleamar de la tarde, ya que, sin el espigón, la zona del puerto estaba «desprotegida», a merced de las olas. «Las puertas está abiertas al pueblo y puede causar más daños», añadía.

Para intentar paliar la situación, el Consistorio puso a trabajar a los operarios municipales, que intentaron levantar una escollera con los restos de piedras procedentes de los destrozos del rompeolas. Una medida de urgencia, la única que cabía tomar dada la situación. En la reparación del dique también participaron bomberos de la Diputación foral de Bizkaia.

Finalmente la pleamar no causo más destrozos, ni nuevas emergencias. Fuentes de la policía local explicaron a Efe que «afortunadamente» el oleaje no fue tan fuerte como el de la mañana. «La hora crítica parece que ha pasado sin situaciones de emergencia», confirmaban después desde Cruz Roja.