La sociedad pública Alonsotegi Eraikiz, que se encargó desde 1999 a 2011 de la gestión urbanística en la localidad natal del actual inquilino de Ajuria-Enea, ha dejado una deuda millonaria que hipoteca el presente y el futuro del municipio. Una auténtico despropósito, un estropicio sin paliativos que ha demostrado una falta de control económico y gestión absoluta. Finalmente, el PNV ha decidido hacer caso a la oposición y ha aceptado que el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas audite esa sociedad y aclare el destino de los más de 7 millones de euros sin justificar, las deudas millonarias que deja y las facturaciones con sociedades ligadas a conocidos jelkides. Tres años le ha costado al PNV tomar esa decisión apoyada por toda la oposición municipal. Ahora se podrá meter mano a esa chapuza e intentar depurar las responsabilidades, que son muchas y muy graves.

Visto desde una panorámica más general, Alonsotegi se suma a Bilbo, Leioa, Bakio, Lemoa o Zierbena en la lista de irregularidades y chanchullos que se multiplican en Bizkaia. Casos que desmontan el mito jelkide del «buen gestor» y que obligan al PNV a dar explicaciones serias a la ciudadanía sobre su reivindicado modelo.