La «evolución» que Arantza Quiroga pedía a los suyos está aún por venir. El PP tenía enganchada desde el año pasado una moción consecuencia de interpelación cuyo objetivo principal era denunciar la inacción de Lakua ante supuestos actos de kale borroka y «homenajes» a excarcelados que hasta la Audiencia Nacional ha desmentido como tales. Y su portavoz, Nerea Llanos, salió con la artillería verbal de la «humillación a las víctimas» y todas esas cosas.

No fue buena idea. Primero, porque a faltón siempre les gana Gorka Maneiro, de UPyD. Segundo, porque Iñigo Iturrate, del PNV, se encargó de responder a todas sus acusaciones de pasividad y equidistancia, con las palabras con las Arantza Quiroga y Borja Sémper se han referido en estas últimas semanas a los sectores más ultras. Y, tercero y fundamental, porque la víspera Arkaitz Bellon, condenado a 13 años de prisión por kale borroka, había muerto en la cárcel cuando hace tiempo que debía haber estado en libertad. Por ahí fue Julen Arzuaga, de EH Bildu.

La coalición independentista ya había recordado lo ocurrido en Puerto al inicio de la sesión, mostrando carteles contra la dispersión. Después, en su discurso, Arzuaga denunció la desproporción de las penas que se aplican en el caso vasco frente a otros sucesos, y quiso «personificar toda la crudeza de esta política injusta e inhumana de persecución a miles de jóvenes vascos bajo la bandera de conveniencia de la kale borroka en la figura de Arkaitz Bellon Blanco, preso de Elorrio que cumplía una condena de 13 años por hechos absolutamente intrascendentes. Una vida truncada, un desenlace irreparable frente a hechos irrelevantes contra mobiliario público en unos incidentes ocurridos hace muchos años en otro contexto, en otras circunstancias».

El parlamentario de EH Bildu cerró su segunda intervención y el debate con rotundidad: «Señoras, señores del Partido Popular, suya es la decisión de mantener esta política penitenciaria criminal, suya es la responsabilidad directa de la muerte en prisión de Arkaitz Bellon Blanco». Los parlamentarios del PP se revolvieron en sus escaños, gritando «vuestra, vuestra», mientras señalaban con sus dedos a Julen Arzuaga.

No fue un buen día para el PP. Logró, sí, el apoyo de UPyD endureciendo la moción con un párrafo de Maneiro. También les votó el PSE. Pero eso es hoy en día apenas un tercio del Parlamento. El resto les dijo que dejen ese camino y que vayan a la Ponencia de Paz y Convivencia.