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República Centroafricana: un infierno dantesco de mutilizaciones y linchamientos sectarios

Las escenas de horror han recorrido el mundo y han obligado a la ONU a tomar cartas en el asunto: momentos después de que la presidenta interina, Catherine Samba-Panza, terminara su discurso en una ceremonia del Ejército, un hombre acusado de ser miembro de la guerrilla mayoritariamente musulmana de Seleka era apedreado y apuñalado hasta la muerte y su cuerpo quemado por los soldados. Los hechos ocurrieron delante de los «pacificadores» de la Unión Africana, ante fotógrafos internacionales y sin que las tropas francesas hicieran nada para impedirlo. La ONU urge ahora a las nuevas autoridades centroafricanas a castigar ejemplarmente a los autores de ese ataque horrífico, pero difícilmente podrá parar lo que a todas luces parece ya un genocidio sectario.

Las milicias cristianas -antibalakas- dicen estar «de caza» y con sed de venganza. Afirman que cuando el líder de Seleka, Michel Djokotia, era presidente, los mataron «como a animales». Los musulmanes ahora huyen masivamente y el país se desintegra en una espiral incontrolada de horrores. Una quinta parte de su población ha huido, barrios enteros han sido quemados y el infierno amenaza con extenderse hacia países vecinos.