Anton Borja
Profesor titular del al UPV-EHU
ANÁLISIS | Mirando al futuro

No mejora la economía española ni en 2014, ni en 2015...

El autor asegura que la anunciada recuperación de la economía española en 2014 no tiene consistencia. Se basa para ello en un completo análisis de los datos económicos, que reflejan, entre otros, la debilidad del tejido productivo, el elevado endeudamiento tanto público como privado -que los recortes sociales no consiguen paliar-, o la situación de los bancos, que no presagia la recuperación del crédito. Este primer diagnóstico servirá para, en próximas entregas, ir esbozando posibles alternativas a esta preocupante situación.

En los tres últimos meses se percibe el interés de los inversores extranjeros en la compra de títulos de deuda soberana y deuda privada, así como la reactivación de la compra de acciones en Bolsa. Los inversores buscan rentabilidades más elevadas que las que obtienen con la deuda alemana o francesa, o bien en la compra de activos de países emergentes afectados por su degradación de las balanzas de pago, así como por la depreciación del tipo de cambio entre las monedas.

No es de extrañar que el Gobierno de Rajoy, de la mano de los grandes grupos económicos y del sector bancario, lance a los cuatro vientos que la situación está cambiando, tratando de ganar confianza en los mercados, para que el dinero vuelva a circular, aumente el consumo privado y aflore algo el crédito. Se argumenta, en este sentido, que el PIB español subió el 0,3% en el último trimestre de 2013 aunque el valor anual del PIB ha sufrido un retroceso del 1,2%. Asimismo, el consumo privado se ha reducido un 2,4% y el empleo ha disminuido un 3,3%.

¿Va a haber mejoras económicas sustanciales en 2014? ¿y en 2015?

Veamos algunos aspectos fundamentales de la dinámica económica española. En primer lugar, se estima un crecimiento del PIB menor del 1% para 2014 y similar valor para 2015.En cuanto a la industria manufacturera, sigue estancada en el 12,4% de la riqueza total (lo que contrasta con la situación alemana, 19,8% de la riqueza productiva), predominando actividades de bajo y medio bajo nivel tecnológico (más del 65% de la producción industrial), con un escaso 3-4% de actividades de alto nivel tecnológico). Además, el volumen de recursos dedicados a I+D+i ronda el 1,3% del PIB, a gran distancia de los valores alcanzados por economías como la italiana, francesa, etc.

Las debilidades de la industria se manifiestan también en los bajos niveles de inversión y en los tipos de interés de los créditos industriales que siguen siendo altos, del orden del 6% cuando en Italia y Alemania el valor promedio son del 4,2% y 3% respectivamente.

Otros aspectos a considerar: los costes salariales reales se han reducido un 3% en 2011, un 2% en 2012 y un valor similar en 2013; en cambio, la productividad ha ascendido un 2% en 2011 y un 2,1% en 2012, debido fundamentalmente a la destrucción de empleo. En cuanto al beneficio empresarial neto (después de pagar impuestos, intereses y dividendos) ha ascendido al 12-13,5% del PIB, es decir, 120.000-135.000 millones de euros, cuando en Alemania e Italia el beneficio empresarial ronda el 9,5 y el 8,5% del PIB respectivamente. Es evidente que la crisis está siendo muy beneficiosa para un sector de las empresas españolas, superando el valor promedio alemán e italiano.

En segundo lugar, existe un fuerte endeudamiento privado. La situación de la banca española es preocupante, ya que en 2012 poseían 307.000 millones de euros en activos inmobiliarios de los cuales han provisionado (dedicando recursos como garantías) 139.000 millones de euros, dada la pérdida de valor de dichos activos en los últimos años.

Asimismo el valor de los préstamos dudosos, para noviembre de 2013, era de 189.400 millones de deuros (un 18 % del total de créditos concedidos), cifra que supera la de 2012. Para noviembre de este año, 2014, se conocerá el análisis de los principales bancos europeos (entre ellos los españoles) por parte del BCE. De todos modos, dos organismos radicados en Berlin y Nueva York han realizado un informe en el que afirman que la banca europea tiene un déficit de capital de 729.000 millones de euros, de los cuales 92.000 millones de euros corresponden a la banca española. Por tanto el problema bancario persiste. Siguen existiendo en sus balances miles de millones de euros en activos depreciados (pisos, suelo...) o créditos incobrables y, por tanto, no se va a producir a corto ni a medio plazo la recuperación del crédito.

En cuanto al endeudamiento de la empresas no financieras, si en 2008 la deuda era de 1,8 billones de euros, en 2013 es de 1,07 billones. Gran parte de la deuda corresponde al sector de la construcción/inmobiliaria donde la morosidad alcanza el valor del 27%. Asimismo, es preocupante el volumen de cierre de empresas que supone, en 2013, el valor de 10% del total.

Respecto al endeudamiento familiar, también disminuye lentamente pasando de 916.000 millones de euros (2008) a 796.000 millones a finales de 2013. De dicha cifra, cerca del 70% corresponde a préstamos para vivienda. No es de extrañar que, ante tal endeudamiento, el consumo siga disminuyendo año tras año. En total el endeudamiento privado se acerca a los 2,4 billones de euros.

En cuanto al endeudamiento público, si en 2007 era de 380.661 millones de euros, en 2012 ha sido de 884.416 millones. En 2013 ha superado los 942.000 millones de euros (94% del PIB) y se espera que para finales de 2014 se alcance el billón de euros (casi el 100% del PIB), teniendo la deuda una vida media de 6,2 años. En cuanto al déficit presupuestario público, sigue siendo importante, oficialmente del 6,7% en 2012 (aunque Bruselas considera que se alcanza casi el 10%, dado que incluyen el «rescate» de la banca de ese año). En 2013 el déficit presupuestario rondará el 7% del PIB (70.000 millones de euros).Y para final de 2014, el compromiso con Bruselas es obtener un déficit del 5,8% (que no mse cumplirá), dado que se prevé un débil crecimiento económico del 0,6-1% del PIB, con la consecuencia de no aumentar sustancialmente los ingresos públicos y como los gastos públicos siguen creciendo (dado el aumento en diversas partidas) el déficit público no se reduce.

Los intereses de la deuda pública siguen siendo muy importantes: si en 2008 se pagaban 14.224 millones de euros de intereses, en 2013 se han pagado 31.000 millones (más del doble) y para 2014 está presupuestada la cantidad de 36.590 millones para la partida de intereses de la deuda, dado el aumento de la deuda en circulación así como la evolución de la prima de riesgo.

Por otra parte, la deuda «vieja» se refinancia mediante deuda nueva. Se está produciendo un proceso en el que la emisión de deuda nueva es superior a la deuda que se cancela. En 2013 las necesidades del Tesoro español han ascendido a 230.000 millones de euros en términos brutos (deuda nueva y vencimientos de deuda «vieja»), de los cuales 71.000 millones de euros serán financiación neta.

Para 2014, las previsiones de emisión de deuda son de 245.000 millones de euros y los vencimientos de deuda (a pagar) superarán los 150.000 millones de euros. En el periodo 2013-2016 el crecimiento previsto de la deuda será del 16%. Es decir, a pesar de los numerosos «recortes sociales» existentes, estos no son suficientes para reducir el endeudamiento ni los intereses a pagar. Hay que considerar que pesan más los intereses sobre toda la deuda (independientemente del plazo) que lo que se puede ahorrar con primas de riesgo menores. Por lo tanto, la crisis permanente de la deuda y de la economía española está servida. Los cantos de sirena de «mejoras en 2014» no tienen, pues, consistencia.

La deuda total española ronda, en 2013, los 3,6 billones de euros. La deuda externa alcanza una cifra de 1,8 billones de euros (junio 2013), correspondiendo el 37% a la deuda pública (una parte sustancial es deuda contraída con el BCE), un 31% a los bancos españoles y un 32% a otros sectores (familias y empresas no financieras). A señalar que, a finales de 2013, el sistema financiero español debía al BCE 220.512 millones de euros (garantizándose las subastas de liquidez del BCE hasta junio 2015) y el resto a otras entidades financieras internacionales.

Dado el volumen considerable de este tipo de deuda, crece la desconfianza y las dudas sobre la solvencia de la economía española. La deuda externa privada permanece estancada (de bancos y de empresas no financieras fundamentalmente) lastrando el crecimiento económico.

Actividad institucional y crisis. Tanto el gobierno de Zapatero como el de Rajoy han puesto en marcha programas de recortes de gastos sociales aceptando el ajuste real marcado por Bruselas. Los objetivos de reducción del déficit público y del endeudamiento público no se consiguen. Si en 2011 el objetivo marcado por Bruselas era lograr un déficit público de 6,6% PIB, el valor real fue del 8,5%. Para 2012 y 2013 se guió planteando reducir el déficit, alcanzándose el valor de 7% para finales de 2013. Como señala J.Torres, «las predicciones de Rajoy, a comienzos de 2014 se establecen para facilitar la puesta en marcha de las reformas que interesen a los grandes grupos de poder económico y financiero como si fuesen los remedios efectivos contra la crisis».

A modo de conclusión. Como vemos, se interpenetran y refuerzan la crisis del tejido productivo, la crisis de la deuda privada, la crisis de la deuda pública y la actividad institucional dando como frutos relevantes el aumento de la crisis social, aumento de la pobreza para la mayoría de la población, mantenimiento del paro y de la exclusión social.

La experiencia de los dos últimos años demuestra que la política de reducción salarial y de recortes sociales ni mejora la actividad productiva ni mejora el volumen de exportaciones. Bajo este tipo de enfoques, la degradación social y productiva está garantizada para los próximos años. Es evidente la necesidad urgente de cambiar de estrategias, objetivos y prioridades, aspectos que se abordarán en la siguiente entrega.