Siete días han transcurrido desde que el joven de Elorrio Arkaitz Bellón exhalara su último suspiro en su celda de la cárcel gaditana de Puerto I, pero en la localidad vizcaina continúan sin poder dar una respuesta a la «inexplicable» muerte del joven. Una pregunta ronda en la mente de sus allegados: ¿Cómo es posible que un chico joven de 36 años, deportista y sano, pudiera morirse en una fría celda de prisión? ¿Qué ha pasado?». Esta última cuestión la intentaron contestar ayer sus familiares y amistades, en una rueda de prensa donde también estuvieron presentes miembros de Etxerat y Miren Arana, la médico de confianza que ha estado ejerciendo en este caso.

Fue un acto especialmente emotivo, donde los besos y los abrazos predominaron por encima de las palabras. Se celebró con un claro objetivo: aportar algo de luz a ese interrogante. De ello se ocuparon, principalmente, Ander Garaizabal y Aritz Luzar, amigos del fallecido. Ellos tomaron la palabra tras la intervención de Arana. Ella confirmó que los resultados, tanto de la autopsia como de los exámenes realizados en presencia de los médicos de confianza, coinciden. «Los resultados reflejados en el informe preliminar indican que la muerte es debida a un edema agudo de pulmón de origen cardiogénico», informó. Sin embargo, añadió que aguardan los resultados de las pruebas toxicológicas, histopatológicas, microbiológicas y biológicas.

«Nos lo han arrebatado»

La intervención de los amigos de Bellón también fue emotiva. Ellos aportaron la visión más personal y cercana. «El pasado miércoles recibíamos la noticia de la muerte de Arkaitz, y nuestros corazones hicieron `crac' junto al suyo», afirmaron. En ese sentido, añadieron que podrían aceptar que Bellón hubiese fallecido sin indicios de sufrimiento previo, pero no asumen que se trate de una muerte repentina, por que «lo han matado mediante una crueldad medida y sistematizada durante estos largos trece años», defendieron.

«Con el encarcelamiento de Arkaitz hemos conocido la incertidumbre de cada traslado, de no saber ni dónde lo tenían durante varios días», relataron Garaizabal y Luzar, visibilizando de esa manera una realidad que cientos de ciudadanos vascos padecen cada fin de semana como consecuencia directa de la política de dispersión que se emplea contra los presos políticos vascos.

También recordaron la preocupación con la que Bellón vivió el accidente de carretera que sus padres sufrieron cuando iban de camino a una de las visitas. De igual manera relataron las palizas que sufrió el de Elorrio «por el carcelero de turno».

En ese sentido, volvieron a incidir en que Bellón, «duro pero humilde», no les solía querer preocupar, ni «dañar nuestro corazón», y que por ello «siempre se nos mostraba con fuerza, siempre nos arrancaba la sonrisa». «Arkaitz no se ha ido, nos lo han arrebatado», afirmaron, para agregar que lo que ha pasado «no es algo que le pueda suceder a cualquiera». «Más que casualidad, ha sido causalidad. ¿Qué le sucede a una flor si le arrebatan la tierra, el agua y la luz?», se preguntaron.

En situaciones semejantes las palabras sobran, pero los presentes no quisieron desaprovechar la ocasión para agradecer el apoyo y el cariño que han sentido durante estos días. «Resulta impresionante el calor recibido desde los más cercanos, hasta las personas que ni tan siquiera conocíamos -agradecieron-. Nos habéis ayudado a paliar nuestro profundo dolor».

«Estos días hemos sentido cómo aquel pueblo que tanto amaba Arkaitz, a su vez lo adoraba a él. Hemos sentido dolor, rabia y pena, pero también orgullo; estamos orgullosos de Arkaitz y también de Euskal Herria», concluyeron.