Alberto PRADILLA MADRID
Elkarrizketa
Aitor Esteban
Portavoz del PNV en el Congreso

«Se ha acabado la discreción con el ministro del Interior, nos va a oir»

Nació en Bilbo, en 1962 y su vida ha estado vinculada a Sabin Etxe desde su juventud. Doctor en Derecho y profesor en la Universidad de Deusto, apenas lleva un año como portavoz jelkide en el Congreso español, tras suceder a Josu Erkoreka. No obstante, su experiencia en Madrid se remonta a una década atrás, cuando fue elegido diputado por Bizkaia. En una legislatura marcada por la mayoría absoluta del PP, reivindica el diálogo y pide movimiento tanto a Moncloa como a ETA.

La entrevista con Aitor Esteban se realiza en dos tiempos. En el corto intervalo entre dos conversaciones, la muerte de Arkaitz Bellón en prisión, la reunión entre Iñigo Urkullu y Mariano Rajoy y un nuevo comunicado de ETA que evidencian las urgencias de un tiempo político marcado por el inmovilismo del Gobierno español.

Los pasos dados en Euskal Herria hacia la resolución no han sido correspondidos por Madrid. ¿Cree que la de Mariano Rajoy es una legislatura perdida desde esa óptica?

Que ETA haya cesado la actividad armada es fundamental. También la legalización y creación de un partido por parte de la izquierda abertzale o los pasos del colectivo de presos. Esto no permite decir que no se ha avanzado nada. No obstante, el Gobierno español, sin necesidad en un primer momento de modificar la ley penintenciaria, podía haberla interpretado de forma más generosa.

La política carcelaria estuvo sobre la mesa en la reunión entre Urkullu y Rajoy. Apenas 24 horas después, Arkaitz Bellon fallecía en la cárcel de Cádiz. ¿Hay mayor evidencia de la urgencia de cambios en este ámbito?

Hubiera sucedido este hecho o no, cuando decimos que los nuevos tiempos piden que se aplique la ley de otra manera, la necesidad existe «per se».

¿Hubo propuesta de Rajoy a Urkullu en ese encuentro?

No me consta que el presidente español le diera nada al lehendakari y me cuesta mucho creerlo. Él sí que le ha hecho llegar papeles, ideas y hojas de ruta.

Ha hecho mención a la declaración de EPPK. ¿Está dispuesto el PNV a dar pasos para respaldar la iniciativa de los presos?

Ya lo estamos haciendo. Vamos a ver qué ocurre. Ahora, cada uno de esos presos tienen que solicitar los beneficios penitenciarios. Si lo que sugiere es una especie de estrategia conjunta... creo que cada uno tiene las suyas. En un momento puede parecer que convergen y en otros no. Nos falta todavía poder mirarnos a la cara sin acordarnos de muchas cosas. Me refiero a la relación entre PNV e izquierda abertzale. No nos fiamos unos de otros. Hace falta tiempo para situarnos en sensaciones colectivas como las de Catalunya. Hablo de PNV e IA, pero puedo incluir también a PP y PSOE. ETA ha sido un lastre y en la convivencia social hemos ido a peor.

Frente a iniciativas como la de EPPK, el Ejecutivo no responde.

La inmovilidad del Gobierno no tiene que servir de excusa para que la otra parte no se mueva. No veo ninguna razón por la que ETA no pueda decir que se disuelve como organización y deja las armas. Dejaría sin argumentos al Ejecutivo español y al PP. Y reforzaría la búsqueda de apoyos a a nivel europeo para desarrollar otras políticas.

Hace una semana, ETA anunció que daría nuevos pasos.

No hay novedad. Anunciar el anuncio de lo que anunciaré... Llevamos dos años así.

Menciona las tareas del Gobierno español y las de ETA pero, ¿qué puede hacer el PNV para desatar los nudos?

¿Más de lo que estamos haciendo? Se tomó una decisión valiente y necesaria recientemente a la hora de calificar las actuaciones por parte del ministerio del Interior y participar en una manifestación. ¿Más? ¿Parece que el PNV no se está mojando? Me parecería de risa que alguien pudiese pensar esto.

Ustedes siempre ha presumido de tener una buena relación con el Gobierno español. De hecho, el tono en los debates es más suave que con otras formaciones. ¿Se sienten escuchados?

El tono suave no lo he notado en ningún momento. Hemos mantenido un perfil discreto con el ministro en concreto (Jorge Fernández Díaz). Pensábamos que el diálogo podía servir para desatascar y convencer al propio grupo popular de no ser tan preso de su sector de extremísima derecha. Pero de este ministro no se puede esperar nada. Y si el presidente no reacciona, será igual de responsable. Si hasta ahora habíamos tenido una cierta discrección a la hora de manejar estos temas con respecto al Gobierno y al ministro del Interior, eso se ha acabado. Está completamente desacreditado. Visto que el diálogo discreto no funciona, nos va a oír. Y mucho. También el presidente.

Arantza Quiroga alertó a Rajoy sobre el riesgo de «romper» con el PNV. ¿Existe ese peligro?

No sé qué hay que romper. ¿Hay alguna alianza parlamentaria o acuerdo de legislatura? No hay nada. Tenemos que pelear cada ley y solo hemos sacado algunos temas desde septiembre.

Sí que se han presentado como interlocución ante Madrid de cara a la resolución.

¿Ya quieren hablar? Desde el PNV lo estamos intentando. Y hemos encontrado un «no, no, no» a todo lo que se proponía.

Ha hecho mención a la manifestación de enero en Bilbo. ¿Fue un momento excepcional o una vía a explorar?

Toda la ciudadanía lo vivió como algo sorprendente, excepcional. ¿Se puede volver a dar? Pues claro. O no. Estamos en un momento interesante, pero que tiene que desarrollarse.

Este año el independentismo ha ocupado mucha atención en el Congreso debido al proceso catalán. ¿Lo ve con envidia?

No. Antes, con cierta sorpresa. En Catalunya hay diferencias: existe una unidad. En gran medida, porque no han tenido el fenómeno terrorista. Además, están de acuerdo en qué territorio quieren autodeterminar. ¿Ya nos pondríamos nosotros de acuerdo? Ellos tienen un PSC que no es como el PSE. Tampoco hay que olvidar el origen: el cepillado, el concierto que no les dan, el boicot a los productos catalanes, la campaña en Madrid... provocó que la gente explotase y se llevase por delante a los dirigentes políticos. Hoy por hoy no veo que vaya a producirse en Euskadi. Sin embargo, mientras tanto hay que explorar la posibilidad de un nuevo acuerdo político. Sería un buen paso para ese reconocimiento a cuatro.

¿No recibió el PNV estos movimientos con tibieza?

De tibieza nada. Pero cometeríamos un error si pensásemos que el fenómeno es exportable e iba a salir victorioso.

¿La dependencia hacia los partidos es un lastre?

No. Los partidos lo tienen muy claro y tienen su estrategia. La sociedad vasca no está en esa sensación de unidad y de tener claro que nosotros decidimos de una manera mayoritaria.

¿Se votará en Catalunya?

Espero. Aunque yo no pediría permiso. El principio democrático tiene que estar por delante.

El «Plan Ibarretxe» no llegó a votarse. ¿Qué tiene que ocurrir en Euskal Herria?

Para empezar, en vez de dar tres votos a favor y tres en contra, que todos fueran a favor. A parte, es necesario un «humus» en la sociedad. Pero han pasado muchas cosas y esto no llega de la noche a la mañana.