Una importante delegación de autoridades acompañó ayer a Fernando Sebastián, en el acto en el Vaticano en que fue investido cardenal por el Papa Francisco. Sebastián, de 84 años, fue arropado por feligreses navarros (fue su arzobispo entre 1993 y 2007) y aragoneses (su comunidad natal), además por una delegación oficial española formada por doce autoridades de diversa índole.

Destacaban en ella los nombres del exministro de Interior Jaime Mayor Oreja, del ala más derechista del PP, y el del presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes. También acudieron a Roma los secretarios de Estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo, y el de Seguridad, Francisco Martínez, que ejerce como número dos del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz.

La presencia de Lesmes sobresale más aún teniendo en cuenta que Sebastián tiene abiertas unas diligencias en la Audiencia Provincial de Málaga por sus recientes declaraciones sobre la homosexualidad. Las puso en marcha la Fiscalía tras declarar Sebastián al diario ``Sur'' que «señalar a un homosexual una deficiencia no es una ofensa, es una ayuda porque muchos casos de homosexualidad se pueden recuperar y normalizar con un tratamiento adecuado».

Con la ultraderecha

Antes, Sebastián protagonizó otra polémica muy sonora en Iruñea, donde ejerció como arzobispo durante catorce años consecutivos, sumando numerosos escándalos mediáticos. El último se produjo en 2007, justo antes de dar el relevo, cuando publicó una carta recomendando dar el voto a los partidos que estuviesen más cercanos a la doctrina católica. Cabe recordar que en aquel año se celebraban elecciones municipales y forales, y en estas últimas se dirimía si UPN continuaba o no en el Gobierno navarro (lo que logró finalmente gracias al PSN).

En el listado de partidos a los que proponía votar, Sebastián incluyó a formaciones de marcado carácter ultraderechista, como Comunión Tradicionalista Carlista, Alternativa Española, Tercio Católico de Acción Política o Falange Española de las JONS.

La polémica tuvo todavía otra secuela, ya que la peña Muthiko Alaiak representó al arzobispo en su pancarta sanferminera de ese año portando un crucifijo en el que Jesucristo levantaba el brazo derecho haciendo el saludo nazi. Sebastián lo consideró como una «blasfemia» y promovió una procesión de desagravio el 15 de julio, en la que caminó descalzo por las calles.

Nada de todo ello ha impedido que desde ayer sea cardenal.