Joseba VIVANCO
El equipo debe demostrar su madurez hasta que recupere las buenas sensaciones

Los puntos, amigo

Dado el bajón de juego y lo que resta de Liga, la máxima caparrosiana se impone ante lo que hay en liza.

Desazón, preocupación, pero ¡ay amigo, los puntos! Quedan trece jornadas, doce para el Athletic gracias a que ha sostenido el órdago a mayor de Real Sociedad y Villarreal, y a que ha mantenido el colchón de cuatro puntos que para sí quisieran sus perseguidores. Las palabras de autocrítica con los suyos de Valverde al acabar la chirigota futbolística del Villamarín se suscriben por sí solas. Y a pesar de ello, los tres puntos birlados al Currobeti ejercieron un efecto balsámico que ni el de Fierabrás. Sensación de sosiego que se tornará en inquietud ante la cercanía de la reválida ante un Granada que seguro no lo pone tan fácil como el Betis, pero donde el Athletic tiene una nueva ocasión para rescatar no tan viejas sensaciones y, sobre todo, poner los puntos en juego a recaudo.

Hay una opinión generalizada que coincide en que no estamos ante un bajón físico de los rojiblancos y baste recordar que en el segundo año con Bielsa, esos mismos jugadores corrían como jabatos y lo que pesaba era otra cosa y nos precisamente las piernas. Asistimos seguramente a uno de esos bajones que todo equipo tiene durante la temporada y que los bilbainos habían esquivado hasta ahora, justo cuando la cosa se empieza a poner emocionante.

Tras el subidón copero, las goleadas en tres jornadas sucesivas y el desgaste ante Cristiano Ronaldo y compañía, ha llegado el bajón probablemente mental, donde se ha perdido frescura para pensar con rapidez, para llegar al cruce antes que el rival, para precisar el pase al compañero o para creer que puedes en el uno contra uno. Es ley de fútbol. Por eso, los equipos grandes lo son gracias a que también sortean esta travesía tirando de madurez y llenando el zurrón de puntos a pesar de que su juego se vea resentido. En esa línea, los tres puntos del Benito Villamarín, como el conquistado en Balaídos, son el ejemplo para sostener las aspiraciones de Champions de los leones. Puede que el juego siga en off ante el Granada, pero esos tres puntos deben quedarse en casa sí o sí.

Champions como objetivo

«Está claro que los equipos tienen picos de forma, y los jugadores también, pero tendrás que tratar de que cuando estés un poquito más bajo, intentar pasarlo», decía Iturraspe en una entrevista en estas páginas, curiosamente, justo antes del partido ante el Celta. Y ese pico a la baja ha llegado y el Athletic, de momento, lo está templando con cuatro puntos de nueve posibles ante Celta, Espanyol y Betis, y que obligatoriamente debieran ser tres más, allá por las 22.15 de este viernes.

El caramelo de la Champions es un premio demasiado apetitoso y al alcance como para no saborearlo. Como las dos finales perdidas con Bielsa, la Europa League sería a estas alturas un placebo cuyos seudoefectos se sentirían con el tiempo. La afición se contentaría con pisar Europa, es lógico, y el mensaje oficial vendría a ser algo así como esa reciente sentencia de Pep Guardiola sobre que «la Champions es como comer en un buen restaurante y la Bundesliga como comerte una pizza o una hamburguesa». La Europa League era obligación, la Champions un premio. Y todos tan contentos.

Pero ese mensaje de puertas afuera no sirve ahora mismo cara al vestuario. Los propios jugadores saben que están ante una oportunidad única para ellos. Lo reconoció Iraola días atrás cuando dijo aquello de que «para los que llevamos muchos años, y no nos quedan muchos, sería una ilusión tremenda jugar Champions». Evidente. Lo están rozando con la yema de los dedos, es como una zanahoria que se tambalea delante de sus narices.

Por eso tiene razón el jugador de Usurbil cuando antes del partido ante el Betis enfatizaba que «los puntos empiezan a valer mucho con el paso de los partidos». Tanto o más que el juego. Es cierto como defendía Valverde en su crítica que hace falta más intensidad, más fútbol para garantizar esa cuarta plaza, porque aun quedan unos cuantos partidos por delante. Pero ahora mismo, dure lo que dure el bache que atreviesa su equipo, urge tirar incluso de la benevolencia del arbitraje o del recurrido gol de penalti en el último minuto. Porque hasta el Athletic campeón de hace treinta años y al que ahora se hace referencia comparando estadísticas, atravesó sus malos momentos...

Cuando en enero de 1983 era colíder con el Madrid, pinchó en San Mamés ante el Valladolid con un empate, siete días después caía en el Sánchez Pizjuán y en la siguiente jornada salvaba el triunfo en el minuto 88 al detener Zubizarreta un penalti al Zaragoza de Leo Beenhakker. Le siguieron dos empates consecutivos a cero fuera de casa, con el recordado triunfo en medio por 5-2 ante el Espanyol de N´Kono entre nieve, frío y barro. Y a partir de ahí, la resurrección hasta el campeonato, incluida aquella imprevista derrota en el Villamarín ante un Betis colista.

Cuando resten seis u ocho jornadas, entonces cada partido serán palabras mayores. Porque ahora ni la Liga la ha ganado el Madrid, ni Real o Villarreal han superado a los bilbainos. Por eso hay que confiar en que este bajón de juego sea transitorio y que el equipo recuperará esas sensaciones que ha transmitido hace apenas dos semanas. Por eso, mientras tanto, lo que cuentan son los puntos. Ahora y, por qué no, luego. Porque si con Marcelo Bielsa se recordará aquel fútbol más que las finales perdidas o el chasco del segundo año, si este Athletic alcanza la Champions nadie se acordará ni del `gatillazo' del Villamarín ni de lo que tenga que venir aun. El Athletic lo aprendió de aquel Loco rosarino, «el éxito es solo una excepción que ocurre de vez en cuando». ¿Será esta vez una de ellas?

Toquero, disponible, pide evitar relajarse

«Es imposible jugar todos los partidos como contra el Madrid o el Barça. Contra el Betis quizás fue un partido de menos intensidad, pero ganamos 0-2 y lo importante es ganar cuando no consigues estar a tu mejor nivel», sostuvo ayer Gaizka Toquero que ultima su puesta a punto y quién sabe si estará listo para la convocatoria del viernes. El jugador gasteiztarra reconoció que «hay cosas que mejorar», que el propio Ernesto Valverde les ha hecho visionar el partido del Villamarín, pero negó que hubiera «bajón» de juego. A juicio del `2' rojiblanco lo que el Athletic no puede permitirse es relajarse de aquí el final. «La gente ya no puede fallar, juegan a tope y si tú te relajas y juegas al 80%, te coge el último o el penúltimo y te gana, es el mayor problema», advirtió. «Nuestra gran baza es la intensidad, en casa y fuera de casa», insistió Toquero, que junto a Beñat ya está disponible. J.V.