CARLOS GIL
CRíTICA | Teatro

Mentiras encadenadas

Una comedia de enredo del siglo XVII, en la que la intervención de su adaptador, Ignacio García May, parece dotarle de verosimilitud para los públicos actuales al dejarla sin bastardillas y ofrecerla limpia, en un texto comprensible y para decirlo con claridad en estos tiempos de tantos esfuerzos no resuelto técnicamente para el teatro en verso que atascan situaciones, emociones y dificultan el entendimiento. Una comedia de enredo que parte de un personaje que es un mentiroso convulso, pero que se introduce en una trama en la que todos parecen no decir nunca la verdad o, al menos, no toda la verdad. Una historia sencilla, lineal pero con curvas, de equívocos, de estudiantes díscolos, de juerguistas impenitentes, de rompecorazones que son capaces de inventarse las trolas más impresionantes, y que de tanta inventiva acaban perdidos en sus propias mentiras. Una comedia de mentirosos, de equivocaciones, de entradas y salidas, de juramentos y promesas incumplidas, de trapicheo constante, quizás el dibujo de una época que tanto se parece a la actual.

Este montaje tiene una escenografía que se adueña del escenario y todo sucede en sus tripas, en su ingeniería, en sus manipulaciones de la tramoya. Excesiva preponderancia y significación, que la dirección de Helena Pimenta logra domeñar en muchos pasajes, y se ajusta al artefacto, y por ello los movimientos deben ser forzados y de servidumbre al armatoste protagonista, y los personajes reinventados para que no chirríen demasiado en ese paisaje.

El equipo actoral hace que esta comedia aparentemente insignificante vaya tomando peso. Dicen bien, entendible y con la versión asequible se siguen las peripecias, las situaciones, y como debe ser en el canon de la época hay un final feliz, quizás sea un final «mentiroso» o dentro de una verdad cuando menos dudosa. Espectáculo de mucha proximidad a los públicos, con un reparto excelente en su compenetración y composición de cada personaje, en ese escenario tan grandilocuente y con una iluminación que debe luchar con las dificultades de esta cuña angulada que todo lo preside.