Bakartxo Ruiz, Diana Urrea, Arri Zulaika y Ainhoa Beola
Representantes de EH Bildu
GAURKOA

Compromiso para la construcción de una Euskal Herria feminista

«Cada vez más desnudas en el mercado laboral, cada vez con más peso en la mochila, con la bandera española en el útero -convertido en territorio del Estado- y con el cuerpo amoratado por la violencia sexual», así resumen las autoras la situación de las mujeres. Analizan las consecuencias de las contrarreformas en el mercado laboral, la del aborto, la de la LOMCE y el papel de los medios de comunicación y consideran que la situación es «para encender todas las alarmas». Sin caer en el desánimo, apuestan por hacer un camino propio asumiendo el reto de que la transformación exige puertas adentro la «autotransformación».

El 8 de marzo es un día para la reivindicación, el recuerdo y la celebración de la larga lucha de las mujeres por sus derechos, pero es también una buena oportunidad para compartir reflexiones sobre nuestra situación. Bajo la sombra de la crisis, el capital y el patriarcado campan a sus anchas, sin atisbo de vergüenza, sin caretas, mientras las mujeres perdemos las libertades y derechos conseguidos. Nos encontramos en plena involución, pero en nuestras manos está reforzar la lucha feminista y modificar la situación, aunque sea contra corriente.

Si tuviéramos que resumir la situación de las mujeres, lo haríamos así: cada vez más desnudas en el mercado laboral, cada vez con más peso en la mochila de los cuidados que ofrecemos, con la bandera española en el útero -convertido en territorio del Estado- y con el cuerpo amoratado por la violencia sexista. Sin olvidar el ataque ideológico contra quienes no optamos por el modelo de mujer y de familia heterosexual: al parecer, somos malas, enfermas, brujas, y locas.

En el mercado laboral, las mujeres estamos cada vez más desnudas. Se regula favoreciendo el poder económico, dejando sin protección a quienes no disponemos más que de un cuerpo, una cabeza y unas manos para trabajar. La posibilidad de despedir a las mujeres embarazadas se ha legalizado, las condiciones laborales se están deteriorando, y especialmente en el tercer sector, donde las mujeres son mayoría. Mientras, en los sectores feminizados se imponen la provisionalidad, la inseguridad y la precariedad. Además de eso, las labores domésticas y los cuidados situados fuera del mercado laboral continúan siendo labor de las mujeres. Y no sólo eso, los organismos públicos, valorando el cuidado de las personas como un lujo, nos recortan los servicios y ayudas disponibles para ello, y, a cambio, cargan aún más la mochila de cuidados que ofrecemos las mujeres.

Aunque andamos desnudas, no nos quieren dueñas de nuestro cuerpo. ¡Hasta eso quieren negarnos! Dicen que nuestro útero es proble-ma del Estado, pero nosotras pensamos que en realidad somos nosotras, las mujeres, su verda-dero problema. A consecuencia de la contrarre-forma que ha presentado el Gobierno de España para negar el derecho de abortar -y que sobre todo responde a una motivación ideoló-gica ultra, según la cual las mujeres debemos ser esposas y madres-, hemos tenido que volver a reivindicar aquellos derechos que hace 40 años defendíamos para nuestros úteros.

De la mano de la contrarreforma del aborto se sucederán más ataques contra la libertad y la pluralidad de las mujeres. Son medidas que persiguen potenciar el modelo de familia tradicional o heteropatriarcal que sustenta el patriarcado. Limitar el derecho a la reproducción asistida a las parejas heterosexuales, obligar a dar a luz a todas las mujeres embarazadas, recortar, o, gracias a la LOMCE, anular totalmente, la educación afectivo-sexual que permita el conocimiento y el desarrollo personal del cuerpo y de los deseos, destacados clérigos presentándonos como enfermedades las relaciones entre personas del mismo sexo, ocultando al mismo tiempo la verdadera dimensión de la violencia sexista, quitándoles importancia, maquillando los datos (ya que únicamente se contabilizarán como víctimas de la violencia sexista las mujeres asesinadas o aquellas que necesiten hospitalización durante más de 24 horas) y a veces justificándola. Los organismos públicos y los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en este tema.

Siendo consciente de lo importante que es la educación para la formación de mujeres y hombres libres, mental y corporalmente autó- nomos, el Gobierno de España pretende, a través de la LOMCE, borrar todos los esfuerzos realizados en pos de la coeducación. Quieren poner el centro de atención en la religión cató-lica, relegando todo el trabajo realizado a favor de la igualdad y la coeducación. La Iglesia y el Estado quieren invadir las escuelas cogidos de la mano, para colonizar las mentes de los niños.

En los medios de comunicación observamos asimismo un importante retroceso, y nos parece especialmente grave lo que estamos viendo en los medios de comunicación públicos. En los debates y tertulias referentes a los problemas de actualidad, la presencia de las mujeres es totalmente anecdótica. No tenemos voz. Somos invisibles. Además, los contenidos y la publicidad de los medios de comunicación alimentan y promueven estereotipos, roles y valores sexistas. Hoy en día podemos decir que los medios de comunicación son un nido de estereotipos.

La lectura de la situación nos lleva a encender todas las alarmas. Los objetivos por los que hemos luchado y que hemos reivindicado las feministas durante años cada vez están más lejos, y en este momento sufrimos una dolorosa involución. Cada vez estamos más lejos de conseguir que las mujeres sean aceptadas como sujetos políticos, como ciudadanas de pleno derecho. La crisis actual es asimismo una crisis de la igualdad y de las libertades de las mujeres. Y no es que hasta el momento hubiésemos conseguido nuestros objetivos, pero es que en la actualidad estamos retrocediendo a marchas forzadas. Y no por casualidad, sino porque los poderes políticos y económicos desean llevarnos en esa dirección. Quieren volver a encadenar a las mujeres a la jaula del sistema heteropatriarcal.

Desearíamos que la cruda lectura de la situación sirviera no para dejarnos caer en el desánimo, sino para darnos cuenta de la situación y preparar una respuesta. Con nuestras gafas y lupas moradas y nuestras manos entrelazadas, debemos identificar los pasos dados hacia atrás y prepararnos para hacerles frente. Y diseñar nuestro propio camino, para ser lo que queramos ser, euskaldunes, libres, lo que queramos. Como buenas costureras, cosamos fuertes redes entre las mujeres. Y extendamos nuestra red y nuestro trabajo a todos los ámbitos, al ámbito socio-económico, al de la cultura, a la política y a las instituciones. Y reforcemos nuestras alianzas con los agentes sociales, políticos y sindicales, para construir desde la izquierda una Euskal Herria Libre y feminista.

El 8 de marzo EH Bildu quiere hacer suyo el objetivo de una Euskal Herria feminista y junto al movimiento fe-minista, tomar el testigo en el cami-no andado hasta ahora y mantener-la viva la lucha por los derechos de las mujeres.

Tomando como objetivo una Euskal Herria de mujeres y hombres libres, trabajaremos en esa dirección en el seno de las instituciones públicas, en las asociaciones, en los medios de comunicación y en la calle. Somos conscientes de que la transformación de la sociedad exige nuestra autotransformación. Por lo tanto, además del trabajo a realizar cara a la sociedad, asumimos el compromiso de trabajar también de puertas adentro a favor de la transformación feminista.