El entorno de la Real vivió ayer una jornada dura tras la gran decepción que representó el pésimo partido jugado contra el Rayo Vallecano. Muchos contaban con la victoria antes de jugar para acercarse al Athletic en una jornada propicia y la derrota fue un mazazo que ha llevado a que ahora se mire más al octavo puesto que al cuarto.

En esa línea destacaron unas declaraciones de Arrasate en la página web de la Real tras el partido: «Valoramos estar sextos en posiciones europeas. 43 puntos no dan para más que para la permanencia y debemos sumar más para amarrar la clasificación europea. El domingo tenemos un partido con un rival directo y debemos olvidarnos del cuarto puesto y afianzarnos en los puestos europeos».

Acostumbran a decir muchos entrenadores que hay que marcarse los objetivos de manera progresiva. Primero hay que asegurarse la permanencia, que con los 43 puntos ya está garantizada. Después la Europa League, y no es lo mismo ser séptimo que quinto, que permite tener un verano sin eliminatorias previas. Y cuando se alcance la quinta plaza se puede aspirar a la cuarta que da acceso a la previa de la Champions.

La derrota ante el Rayo ha llevado a un replanteamiento de objetivos para muchos, pero lo primero que debe cambiar es la actitud del entrenador y de los jugadores realistas, que deben entender que en la segunda vuelta la diferencia entre los equipos de la zona alta y los de la baja no se nota tanto porque la necesidad hace que los de menos calidad saquen su espíritu de supervivencia. Todos los años se repite que el descenso va a estar muy barato, pero cuando llega la segunda vuelta los de abajo empiezan a sumar y se necesitan más puntos de los que se podían prever en enero.

Por jugar contra un equipo que está en zona de descenso la Real no puede permitirse el lujo de dejar a Griezmann en el banquillo porque ha jugado cinco días antes 62 minutos y ha vivido una semana especial y porque Chory Castro quiere jugar más. Si las cosas salen mal este tipo de decisiones solo provocan que el primer cambio sea deshacer el entuerto y que el uruguayo se vaya más enfadado por ser cambiado que de haberse quedado en el banquillo y que Griezmann no aporte porque su equipo está de horror.

Muchos cambios

La lectura que cabe hacer del partido del lunes no es que hay que cambiar los objetivos clasificatorios -el objetivo siempre es ganar el siguiente partido-. Lo más importante ahora es recuperar el estilo de juego combinativo que en los últimos meses se ha perdido por las propias exigencias de los rivales y, sobre todo, por los cambios.

No es normal que un equipo como la Real, con un partido a la semana, cambie seis titulares de un partido al siguiente. En enero era necesario y salió bien porque casi eran dos equipos distintos, no solo en jugadores, también en estilo. El que jugaba en la Liga era el más parecido al que llevó a la Champions y el de la Copa era más defensivo con la idea de salir a la contra.

Ante el Barcelona en Liga era normal apelar a un planteamiento de estas características y hasta en Sevilla tenía su lógica repetir porque se esperaba otro partido. Pero ante el Rayo tampoco se volvió a la idea inicial y, como dijo Arrasate, el equipo ni defendió ni atacó bien.

Elustondo está muy bien en el plano físico, pero no puede ser, como ante el Rayo, que sea el centrocampista que más pisó área. Tiene condiciones mejores que Markel para jugar de pivote defensivo, pero debe jugar como el elgoibartarra, manteniendo más la posición delante de los centrales porque Pardo no es un jugador que defienda bien.

Como no es lo mismo jugar con Canales que con Xabi Prieto, un cambio que motiva incluso a cambiar la posición de los dos pivotes al ser zurdo el cántabro. Y, por supuesto, es totalmente diferente el juego de Griezmann al de Chory Castro.

Un once definido

Si en algo se han basado las dos mejores temporadas de la Real de las últimas décadas ha sido por tener un once y un estilo de juego bien definido. Denoueix y Montanier lograron que sus equipos tuvieran automatismos y que jugaran de memoria a base de jugar los mismos siempre juntos. Se ha demostrado que toda la plantilla tiene nivel, pero al final con tantos cambios se ha perdido el estilo de juego que ha valido para ganar a todos los rivales de menor calidad, entre los que hay que incluir al Rayo.

El estilo de juego que llevó a la Champions se basaba en ataque en tener una buena salida del balón con Bravo, Iñigo Martínez e Illarra, una banda derecha en la que combinan bien Xabi Prieto con sus caídas, Vela y el lateral derecho, y dos rematadores como Agirretxe y Griezmann para culminar esas jugadas. Además el capitán ofrecía una opción de juego más directo.

Y en defensa el equipo cubría sus deficiencias en esa faceta con el orden y la colocación. Bastaba con estar juntos y no ceder espacios para dejar en evidencia la falta de calidad de los rivales. Se ha perdido eso en los últimos partidos con los cambios y es lo primero a recuperar al margen de que algún día tendrá que volver De la Bella...