Raimundo Fitero
DE REOJO

El horario

Tengo serias dudas sobre la vida en familia, pero ninguna sobre la libertad de sueño. Están produciéndose unas maniobras con aires seudo-científicos, que van desde instrucciones para la salud laboral, hasta la conciliación horaria con esa Europa a la que se pertenece simplemente por un accidente geográfico, más que por una adhesión intelectual o emocional. Desde luego por cuestiones políticas no se vislumbra. Quizás por asuntos económicos. Es un decir.

Me explico: no está claro si recomiendan o van a presionar desde el gobierno con decretos para adelantar el horario de alto consumo televisivo. Ese llamado prime time, que es cuando más telespectadores se rinden al tótem del electrodoméstico y se concentran las mayores inversiones publicitarias por la sencilla razón de que es más efectiva porque hay más probables receptores al otro lado de la pantalla rectangular. Pues nos quieren convencer de que empieza ese horario estelar muy tarde. Que en Europa, cuando aquí empieza la película o el reality, allí ya están dando repeticiones y asuntos más selectivos. Vean, por ejemplo, los canales franceses que es cuando empiezan esas tertulias sesudas, esos programas culturales.

¿Por qué hay que adelantar el horario? Dicen que para respetar el descanso de la población, para dormir más horas, para madrugar más y mejor y evitar accidentes laborales y rendir con parámetros adecuados. Y si es por eso, simplemente por eso, por lo de dormir, si eso es lo que recomienda los especialistas médicos y económicos, entonces, digo, solemnemente, NO cambien el horario por favor. Si lo adelantan, la gente irá de la cena copiosa, de los vinos con pintxos, al sueño directamente; un sueño pesado y lo peor es que cuando acabe el programa central, se despertará y se desvelará. Porque esto sí es científico, no hay ningún sonajero mejor que la televisión. No he visto pastilla más eficaz para dormirse que algunas series tertulias. Por el bien de todos, no molesten más al personal, déjennos adormecernos con nuestros programas preferidos, porque los contadores de audiencia no detectan todavía si estamos dormidos o durmiendo. Y nos cuenta igual.