El Athletic atraviesa un momento balsámico, la clasificación del equipo y la posibilidad de dar un golpe casi definitivo el lunes en El Madrigal aportan al grupo las dosis de tensión y tranquilidad necesaria para encarar el tramo decisivo de la Liga. Los resultados se cimentan en unos números incontestables, presión agobiante para los rivales tanto a la hora de atacar como para defender, así como en un poderío físico que permite remontar y aguantar los partidos con buen tono competitivo.

El equipo de Valverde recoge los frutos de un trabajo que viene de lejos, labor a la que el gasteiztarra ha sabido poner su rúbrica mediante el trato tan exigente como cercano con los jugadores. En ese sentido, el Athletic cuenta con un plantel de mayor calidad, experiencia internacional y amplitud que sus rivales. Y es que son pocos los equipos, si exceptuamos a los tres primeros, que pueden dejar sentados a futbolistas como Ibai, De Marcos o Beñat.

Y es precisamente sobre el de Igorre en quien se han centrado buena parte de los focos de la semana. Lejos de su mejor estado de forma, algo de lo que es consciente el propio jugador, se quedó fuera de la lista en Mestalla. Siendo un futbolista con un alto estatus en el campeonato -fue el último descarte de Del Bosque antes de la Copa Confederaciones- no logró adaptarse durante el primer tramo de Liga al tipo de juego que plantea Valverde. Algo que unido al buen nivel de sus competidores por el puesto y los problemas físicos que ha padecido han minimizado su rol en el equipo.

No está pasando por un buen momento y necesita tranquilidad. Quizá, al igual que pensaron muchos de sus actuales compañeros el año pasado, piense que está en un curso perdido. Algo que a nivel mental aumenta la desazón, ya que tras cumplir su sueño de volver a casa las cosas no le están saliendo. No tiene por qué ser así, quedan 11 jornadas, las más decisivas, y su aportación todavía puede ser importante. Su momento llegará. No se le ha olvidado jugar al fútbol y el hecho del posible ascenso de Unai López al primer equipo nos recuerda que la factoría no se detiene. A más competencia, mayor motivación. Un equipo que quiere entrar en la Champions y contar con una posterior participación de garantías requiere de buenos jugadores y no cabe duda que Beñat lo es. Ahora le toca apretar los dientes, esperar su momento y aprovechar la oportunidad. Después, ya llegará el verano, tiempo para asimilar y aprender de lo ocurrido, descansar y recuperar su mejor estado de forma. Lo que desde luego no ayuda a nadie son comentarios poco fundados, rumores que no se frenan a tiempo y colocar un excesivo acento crítico en un futbolista que va a remar siempre en la dirección que necesita el grupo en el Athletic.