EÑAUT BARANDIARAN
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RUGIDOS ROJIBLANCOS

Puertos de primera

Jabo Irureta era muy aficionado a los símiles ciclistas tanto para hablar de su equipo como del calendario, sobre todo en su etapa en el Deportivo de la Coruña. Así, las visitas ante Barcelona, Real Madrid o Milan se convertían en puertos de categoría especial míticos como el Mont Ventoux o el Galivier, y la concatenación de partidos miércoles y domingo algo similar a las herraduras y curvas del Alpe D´Huez o el Mortirolo. Jamás nos aclaró si jugar contra el colista era como subir a Gorbea por Pagomakurre, pero es que hay cosas que es mejor dejarlas a la imaginación de cada uno. En todo caso, sería interesante conocer la opinión del bueno de Jabo en relación a las recientes visitas del Athletic a Mestalla y el Madrigal, pero cabe deducir que sin llegar a la categoría de los anteriormente citados, sí obtendrían, por la entidad de los rivales y por su importancia en el calendario, la categoría de puertos de primera, de esos en los que el último gregario desaparece pronto y los jefes de fila quedan cara a cara, rodeados de aficionados, tiempo adverso y una estrecha, sinuosa y empinada subida por delante.

Algo así, pero con un público tirando a cálido sin llegar a ardiente y ambiente primaveral, era lo que imaginábamos para el Madrigal, pero el partido entre dos de los equipos del campeonato que mejor juegan al fútbol fue tan intenso como se preveía, pero mucho menos espectacular de lo que esperábamos. A las puertas de las últimas diez jornadas de liga todos los equipos -exceptuando, en teoría, el Atlético de Madrid del cansino de Cholo Simeone- tienen claros sus objetivos de aquí a final de temporada, el miedo se hace verbo en aquello de que quedan no sé cuantas finales, y cada equipo va sumando subcampeonatos en forma de resultados inesperados que alejan y desenfocan el final feliz que cada club imagina. El fútbol pierde en juego y alegría lo que gana en emoción e infarto, la sangre se espesa y coagula en el cerebro de los futbolistas y nada fluye como debería cuando los equipos juegan colgados del alambre, sabedores de que en la actual coyuntura económica y con la mayoría de los clubes hechos unos zorros entre conseguir o no el objetivo media un abismo.

El Villareal necesitaba la etapa para seguir aspirando al cuarto puesto, al Athletic le valía con estar a rueda, pero fueron los rojiblancos quienes tuvieron por dos veces, con penalti a favor y expulsión rival, la oportunidad de cometer el crimen perfecto. Pero faltó pausa, precisión, asociación, velocidad y profundidad en la lista de la compra, y el trabajo estajanovista dio para empatar un partido horrible. En el haber del equipo, salir indemne de su periplo por tierras levantinas; en su debe, la escasa aportación de jugadores importantes en el tramo decisivo de la temporada. Y como deseo, la imperiosa necesidad de que aparezcan el jugador número doce, trece y catorce para que el equipo no se resienta en su pedalada camino hacia la Champions.