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El cruce de sanciones ensancha la brecha entre Rusia y Occidente

El cruce de sanciones entre Rusia y Occidente ahonda la brecha provocada por la crisis en Ucrania y la integración de Crimea y Sebastopol en la Federación Rusa. La UE se disponía a ampliar su «lista negra» de altos cargos rusos sancionados, emulando el ejemplo de Washington, que amenazó también con actuar contra «sectores clave» de su economía, mientras Moscú respondía con reciprocidad a EEUU.

Rusia respondió ayer con la adopción de sanciones contra nueve altos cargos estadounidenses a la misma medida adoptada por EEUU hace cuatro días por la integración de Crimea y Sebastopol en la Federación Rusa, y ampliada ayer a otras personalidades políticas y empresarios rusos.

La lista anunciada por el Kremlin incluye a nueve políticos de primera fila, entre ellos el senador republicano John McCain; el presidente republicano del Congreso, John Boehner, y el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, así como a tres asesores del presidente, Barack Obama, a quienes se les prohíbe la entrada en Rusia.

La Cancillería rusa justificó las sanciones «sobre la base de la reciprocidad» en respuesta a la decisión adoptada por Washington el pasado 17 de marzo.

Minutos antes del anuncio del Kremlin, Washington informó de la ampliación a otros veinte altos cargos y al Banco Rossiya de la prohibición de viajar al país y la congelación temporal de todos sus posibles activos. Obama aumentó la presión sobre Moscú al amenazar con adoptar sanciones contra «sectores clave» de la economía, sin dar más detalles, y reiteró que «Rusia debe entender que una mayor escalada solo le llevará a un mayor aislamiento de la comunidad internacional».

El mismo camino seguía la UE, cuyo Consejo Europeo tenía previsto añadir anoche una docena de líderes rusos -más cercanos al círculo de poder del presidente, Vladimir Putin- a la lista de altos cargos sancionados con la congelación de cuentas y la prohibición de viajar a la UE, aunque de momento parecían aplazar la activación de sanciones económicas.

El intercambio de sanciones coincidió con un nuevo paso de Rusia hacia la anexión de Crimea y Sebastopol, la aprobación en la Duma (Cámara Baja del Parlamento) del tratado de adhesión firmado el martes, así como la ley constitucional por la que se crean ambas entidades federales, que son las número 84 y 85 de la Federación Rusa. Solo un diputado -el opositor Ilia Ponomariov, de Rusia Justa- votó en contra de su ratificación, argumentando que «voto en contra de la guerra».

En la sesión de ayer, el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, aseguró que la incorporación de Crimea y Sebastopol quedará formalizada jurídicamente esta semana, ya que hoy será el turno del Consejo de la Federación (Cámara Alta), y una vez concluido el trámite parlamentario, el presidente podrá promulgar las leyes.

No es susceptible de revisión

En una conversación telefónica, Lavrov dejó además claro a su homólogo estadounidense, John Kerry, que «la decisión de la reunificación de Crimea y Rusia no es susceptible de revisión» y debe ser respetada.

La Rada Suprema (Parlamento) de Ucrania, por su parte, pidió al mundo que no reconozca la anexión y advirtió a Moscú de que el pueblo ucraniano nunca dejará de luchar por liberar ese territorio.

El primer ministro interino, Arseni Yatseniuk, llegó a decir que Ucrania responderá «militarmente» a cualquier intento de Rusia de anexionarse el este del país, una posibilidad que Moscú ha descartado una y otra vez -ayer mismo su ministro de Defensa, Sergei Shoigu, aseguró a su homólogo de EEUU, Chuck Hagel, que las tropas rusas desplegadas en la frontera con Ucrania no cruzarán al país vecino-, ante las repetidas denuncias en ese sentido por parte de altos cargos ucranianos que buscan elevar la tensión para que sus aliados occidentales vayan más allá en su presión a Rusia.

Entretanto, la ministra ucraniana de Política Social, Liudmila Denisova, dijo que más de 25.000 habitantes de Crimea han expresado su deseo de trasladarse a Ucrania. Los guardias fronterizos ucranianos en Crimea iniciaron su repliegue.

Por su parte, Putin ordenó el reconocimiento de los grados militares y la formación académica de los oficiales ucranianos que deseen servir en las Fuerzas Armadas y se integren en otras instituciones rusas, como el Ministerio de Interior o el Servicio Federal de Seguridad (antiguo KGB).

Todos estos movimientos coincidieron con la visita del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a Moscú, donde se reunió con Putin y Lavrov, a quienes instó a esforzarse para entablar un diálogo con Kiev. Hoy se traslada a la capital ucraniana

Moscú desaconseja a Kiev nacionalizar propiedades de Gazprom

Moscú advirtió ayer a Kiev de que sus intenciones de nacionalizar las propiedades del gigante gasístico ruso Gazprom ubicadas en territorio ucraniano amenazan con «una reacción en cadena» y podrían afectar a la propia Ucrania.

«Creo que nadie estaría interesado en iniciar ese pleito. Las propiedades de Gazprom no son estatales», explicó el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, durante su intervención en la Duma del Estado (Cámara Baja del Parlamento), y agregó que esa iniciativa «podría desembocar en una reacción en cadena de la que, supongo, la parte ucraniana no va a salir ganando».

Lavrov salió así al paso de las declaraciones del ministro ucraniano de Justicia, Pavel Petrenko, que dijo que la anexión de Crimea a Rusia podría «ser compensada» con la nacionalización por Ucrania de las propiedades rusas e su territorio, en particular, las de Gazprom.

Petrenko respondía con esas palabras a las manifestaciones del viceprimer ministro de Crimea, Rustam Temirgaliev, quien el pasado 12 de marzo informó de que se nacionalizarán las propiedades ucranianas en la península.

Gazprom no ha reaccionado oficialmente a la iniciativa de Petrenko, pero su representante Serguei Kuprianov reiteró ayer que revisará al alza los precios del gas ruso para la parte ucraniana. GARA