GARA

El norte de Chile recobra la normalidad tras el fuerte seísmo y la alerta de tsunami

El terremoto de 8,2 de magnitud en la escala de Ritcher que se registró en el norte de Chile dejó al menos seis muertos y obligó a evacuar a 900.000 personas en todo el país, entre ellas los trabajadores de Collahuasi, una de las mayores minas de cobre del mundo.

Las principales ciudades del norte de Chile recuperaban ayer paulatinamente la normalidad tras el terremoto de 8,2 grados de magnitud en la escala de Richter que sacudió la zona y provocó una alerta de tsunami en toda la costa del país. La presidenta, Michelle Bachelet, decretó zona de catástrofe las regiones de Arica y Parinacota y de Tarapacá, próximas a la frontera con Perú y Bolivia, afectadas por el seísmo que causó al menos seis muertes por ataques cardiacos y aplastamiento. y graves daños materiales.

Minutos después del fuerte temblor, que tuvo lugar a las 20.47 hora local (las 0.46 en Euskal Herria) y cuyo epicentro se situó a 89 kilómetros al suroeste de Cuya, las autoridades ordenaron el desalojo de las viviendas situadas a lo largo de los 5.300 kilómetros de costa por el peligro de tsunami.

«Reiteramos a la población que mantenga la calma y efectúe una evacuación a pie, de manera rápida y ordenada», pidió el director de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), Ricardo Toro. Sin embargo, miles de personas, contraviniendo los consejos de protección civil, echaron mano de sus automóviles para ponerse a salvo huyendo hacia las partes más elevadas de la ciudad.

En el recuerdo de la población y de las autoridades estaba el trágico terremoto del 27 de febrero de 2010, cuando, a causa de errores e indecisiones por parte de los organismos encargados de enviar la alarma de tsunami, no se alertó a la población del maremoto que ocurrió media hora después del temblor. Ambos fenómenos dejaron un saldo de más de 500 muertos y daños en infraestructura por unos 30.000 millones de dólares. En esta ocasión, sin embargo, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) avisó del «peligro inminente de tsunami» en tanto que la Onemi activó durante seis horas el protocolo de evacuación previsto para estos casos.

Inicialmente la medida afectó a todo el litoral de Chile (el tercero más largo del mundo), pero después las autoridades levantaron la alerta en el extremo sur, desde Puerto Chacabuco, en la región austral de Aysen, hasta la Antártica.

El temblor ocasionó el corte de algunas carreteras debido a desprendimientos de rocas y también interrumpió los servicios de electricidad y telefonía de varias ciudades del norte, al tiempo que se suspendieron las clases en todos los centros educativos del norte. Las autoridades locales señalaron que hubo desprendimientos en las montañas y que algunas casas de adobe se vinieron a bajo. Toro precisó que once hospitales situados en zonas de posible inundación fueron evacuados. Aseguró que el borde costero fue evacuado «en un 100%».

En Iquique, 300 presas se fugaron de la prisión local. El ministro de Interior, Rodrigo Peñailillo, anunció que unos 300 militares, en coordinación con la policía de Carabineros, se hicieron cargo de la seguridad en esa ciudad norteña. A lo largo de la mañana, un centenar de reclusas fueron detenidas.

La presidenta Bachelet, que permaneció durante toda la noche en La Moneda, firmó un decreto de estado de excepción constitucional que, entre otras medidas, supone que las fuerzas de seguridad quedan bajo control de mandos militares.

«Queremos evitar situaciones de saqueo y desorden. He instruido al subsecretario del Interior que viaje a Iquique para que tome las medidas necesarias y retorne la normalidad cuanto antes», declaró.

Al terremoto le siguieron al menos 60 réplicas, de las que solo 11 superaron los 5 grados. Chile es uno de los países más sísmicos del mundo, y hace años que los sismólogos advertían sobre la posible ocurrencia de un gran seísmo en la zona norte debido a la acumulación de energía durante mucho tiempo que no se había liberado. No obstante, ayer el director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, descartó la posibilidad de un megaterremoto.