Iñaki IRIONDO

Txema Urkijo afirma que llevaba meses sin ejercer como asesor

El asesor para Atención a las Víctimas cesado el miércoles, Txema Urkijo, afirmó ayer que a los dos o tres meses de ser nombrado se evidenció la «manifiesta, absoluta y total discrepancia» con las formas de trabajo del secretario general de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, lo que derivó en un «proceso de ostracismo», por lo que desde hace aproximadamente un año ya no ejercía las funciones que, a su entender, corresponden a un asesor. No dimitió «por dignidad».

El secretario general de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, y el cesado asesor para Atención a las Víctimas, Txema Urkijo, dieron ayer sus respectivas versiones sobre los motivos de la destitución y ambos coincidieron en la existencia de notables diferencias en la manera de entender el trabajo en equipo y el sistema organizativo.

Fernández quiso desligar el cese de la existencia de diferencias políticas. También Urkijo afirmó que en anteriores gobiernos había trabajado pese a no compartir todos sus criterios políticos, pero añadió que en esta ocasión había resultado ya imposible por «la pérdida absoluta de confianza» con su superior orgánico.

Urkijo indicó que vio su nombramiento, en enero de 2013, para el cargo de asesor como un intento del lehendakari, Iñigo Urkullu, de buscar cierto equilibrio en la Secretaría de Paz y Convivencia, que dirige Jonan Fernández. Pero, añadió, «desde el principio» quedó de manifiesto la «total discrepancia» en el trabajo. Según su versión, ese choque derivó «en un proceso de ostracismo de la parte más débil», que al parecer era él.

Explicó que desde hace meses no se le ofrecía información ni participaba en los procesos de reflexión de los proyectos de la Secretaría de Paz y Convivencia. Todo le llegaba «impuesto» y bajo los criterios de Fernández. Urkijo señaló que puso esta realidad en conocimiento del lehendakari, aunque no especificó cuándo. Afirmó que pese a su desairada situación, en la que no podía ejercer sus funciones de asesor, no dimitió «por dignidad», a la espera de que Urkullu tomara una decisión.

Falta un gesto por las víctimas

Txema Urkijo considera que durante este tiempo se ha dado un escoramiento de las políticas del Gobierno de Lakua. Dijo que le parece bien lo que está haciendo el Ejecutivo en materia de Paz y Convivencia, pero cree que falta la parte que él podía desarrollar en relación con las víctimas. Cuestionado constantemente por los medios para que detallara estas carencias, señaló que «falta un gesto relevante de este Gobierno con las víctimas del terrorismo».

En la rueda de prensa ofrecida en la sede de la Asociación contra el Sida de Gasteiz, «en condición de ciudadano», Urkijo volvió a explicar la cuestión de la carta de Kepa Pikabea, que no entregó a su destinatario por creer que no se cumplían la condición de discreción y confidencialidad impuesta por el propio preso.

Descartó que su cese tuviera relación con la petición de Covite, aunque mostró su malestar por el hecho de que el Gobierno, que conocía la realidad, hubiera contribuido a acrecentar las sospechas sobre su actuación.

Urkijo tuvo un recuerdo agradecido para muchas de las personas con quienes ha trabajado o se ha relacionado durante su trabajo en la Administración. No nombró a su primer consejero: Joseba Azkarraga.