Amaia U. LASAGABASTER
SEGUNDA A 33ª Jornada

Una piedrecita en el zapato

El Deportivo ganó ayer y mete presión a un Eibar que saltará al césped de La Romareda en la segunda plaza.

ZARAGOZA - EIBAR

«Tener menos presión que el rival muchas veces es malo», aseguraba Gaizka Garitano antes de viajar a Zaragoza. Bueno, pues el Deportivo le echó ayer una mano y se impuso al Castilla, lo que le ha permitido dormir en lo más alto de la clasificación.

Una piedrecita en el zapato. Sin mayor repercusión porque, efectivamente, tras cumplir sobradamente con su objetivo, el Eibar es ahora mismo el equipo menos presionado de toda la categoría. Pero lo suficientemente molesta como para que los azulgranas salten este mediodía al césped de La Romareda con un puntito de mala leche. Porque el ascenso no es una obligación pero hace ya semanas que Garitano y sus hombres reconocen abiertamente su intención de seguir en los puestos nobles de la clasificación. Y si es el primero, muchísimo mejor.

Una ambición que les lleva al inconformismo. A no conformarse de antemano con otro objetivo que no sea la victoria. Sobre todo porque, así lo cree al menos el técnico armero, «equipos como Deportivo, Recreativo, Las Palmas... van a empezar a ganar bastantes partidos y contra eso no basta con empatar uno, ganar otro, empatar otros tres... El que quiera mantenerse ahí arriba tiene que ganar todavía muchos partidos».

No hay duda, por tanto, sobre la intención con la que ha viajado el Eibar a Zaragoza. Aunque se enfrente contra un rival «repleto de jugadores de calidad» y que además en las semanas previas ofrece señales de reacción a su delicada situación deportiva -los problemas extradeportivos parecen tener un arreglo bastante más complicado-, pero que todavía necesita esa victoria que le impulse. «No en los resultados -admite Víctor Muñoz- pero el equipo está en evolución, progresando en todo». Y el técnico zaragocista tiene claro que el mejor refrendo a «la predisposición de los jugadores al trabajo» pasaría por un triunfo frente al líder. «Sería como una compensación a ese trabajo y nos podría abrir camino para los nueve partidos que siguen».

Claro que, como sucede con las precauciones por parte azulgrana, también en el Zaragoza asumen que llevar su deseo a la práctica no será sencillo ante un rival «muy compacto y difícil de batir. Cuesta mucho hacerles gol, tienen jugadores de calidad y mantienen su forma de juego hasta el final», subrayó.

Una forma de juego que, en principio, hoy podría corresponderles a los mismos hombres que actuaron de inicio frente al Barcelona la semana pasada. La única duda reside en la posible entrada de José Morales que, totalmente restablecido ya, ha regresado a la convocatoria. Eizmendi sería, en ese caso, quien dejara su puesto para sentarse en el banquillo.

Por parte maña, la principal novedad pasa por el regreso de César Arzo, que jugará de inicio, una vez cumplida su sanción.