El Partido Democrático Indonesio para la Lucha (PDI-P), principal fuerza opositora, encabezaría el recuento de las elecciones parlamentarias celebradas ayer en Indonesia, pero no conseguirá suficientes votos para poder presentar de forma independiente su candidato a presidente, según una proyección del think-tank CSIS. La Comisión Electoral tiene previsto anunciar el resultado final oficial el 9 de mayo.

Los conteos rápidos efectuados por distintos medios indonesios sobre una muestra de centros de votación seleccionada conforme a métodos probabilísticos conceden la victoria al PDI-P, con alrededor del 19% de los votos.

El segundo puesto, con el 14,4%, pertenecería al Golkar, la formación con la que gobernó Suharto el país durante 32 años.

El tercer lugar, con entre el 11% y 12%, quedaría para Gerindra, el partido formado en torno a la figura del general retirado Prabowo Subianto, exyerno de Suharto.

El Partido Demócrata, del presidente, Susilo Bambang Yudhoyono, retrocede al cuarto puesto, por debajo del 10%, y le sigue a muy corta distancia el Partido del Despertar Nacional (PKB).

De cumplirse este pronóstico, que coincide en general con lo vaticinado por sondeos de intención de voto en campaña, el PDI-P tendrá el mayor número de diputados en la Cámara Baja y partirá como favorito a las presidenciales del 9 de julio.

Solo quien obtenga al menos el 25% de los votos o el 20% de los 560 escaños de la Asamblea Nacional podrá presentar candidato a las presidenciales, aunque es posible formar alianzas.

Los partidos islámicos han conseguido un sorprendente 32 por ciento en su conjunto, pese a que los analistas preveían que obtendrían un resultado peor al 29 por ciento que lograron en las elecciones de 2009, tras una serie de escándalos de corrupción.

Gref Fealy, profesor asociado de School of International, Political and Strategic Studies ANU College of Asia and the Pacific, atribuyó el resultado del PDI-P a la popularidad de su candidato presidencial, Joko Widodo, el actual gobernador de Yakarta que destaca por su dureza con la corrupción y por la gestión eficaz.

El retroceso del Partido Demócrata, el más votado en 2009, lo atribuyen los observadores políticos a los escándalos de corrupción que han estallado entre sus dirigentes los últimos años.