Raimundo Fitero
DE REOJO

Fenómenos

Mientras empiezan a brotar las primeras voces de alerta contra la sentencia que obliga a cerrar siete canales de la TDT que nos entretienen, sabiendo que van a haber componendas con nuevas concesiones de canales pero de limitada difusión, los fenómenos de difícil catalogación se siguen produciendo porque el monstruo no para, las audiencias no se quedan quietas y el negocio debe seguir poniendo y quitando programas.

Cinco mujeres periodistas o profesionales televisivas comparten espacio en Telecinco, «Hable con ellas», y arrancan con buena nota, pero con tensiones entre las conductoras y con invitadas de esas que siempre dan juego como es Celia Villalobos, una dicharachera política de la derecha rancia que quiere aparecer como una madura ocurrente y avanzada. El formato de este espectáculo nocturno es muy débil y la composición del quinteto no parece tener química, por lo que se deberá salvar a partir de las invitadas. Atentos.

Detienen a un expresidente de un club de fútbol por intentar secuestrar a su sucesor en la presidencia del mismo equipo. Claro está, sucede en Valencia, tierra de prodigios y de fenómenos imposibles de calibrar por el ciudadano no experimentado en la convivencia con los políticos más corruptos. Todo se encadena, todo es un mismo microclima para que las cosas sucedan violentadas por el descaro de los que ostentan el poder robado en las comisiones y cohechos.

Interesante el fenómeno mediático de segunda instancia, Carlos Díaz Fernández, ese hombre treintañero que se había colado en los platós de magazines, telediarios y programas de diversos canales, que ha sido ahora detenido por avisar de decenas de falsas bombas en diferentes museos, catedrales, universidades y medios de comunicación. Según atestado policial, es el mismo que irrumpió desnudo en setiembre en el hospital Quirón donde estaba el suegro de Urdangarin al grito de «¡No a los crímenes secretos de la CIA» mientras arrojaba al aire tarjetas de visita con su nombre y atributos: «escritor, crítico literario y bloguero». Parece un buscador obsesivo de minutos de gloria. Ahora los tendrá en el calabozo. Y en algún programa televisivo. Al tiempo.