MIKEL INSAUSTI
CRíTICA: «Río 2»

Salvar a los guacamayos azules y su hábitat amazónico

El animador brasileño Carlos Saldanha continúa con el colorista homenaje a su país de origen, que ya se ha convertido en otra franquicia de los estudios Blue Sky y Fox Animation, dispuesta a engrosar las ganancias obtenidas con «Ice Age». La segunda entrega de «Río» no resulta nada artificiosa, porque sigue el desarrollo lógico de las aventuras de las raras aves llamadas Blue y Perla. La pareja de guacamayos azules regresa a su habitat natural en la selva amazónica, abandonando los escenarios urbanos de la primera parte, con lo que se pasa del viaje turístico al exotismo salvaje y aventurero.

La samba y los ritmos cariocas que dominaban la primera parte, ahora quedan limitados a la introducción. La fiesta da paso a la responsabilidad familiar, porque Blue y Perla han tenido crías, siendo su intención educarlas como aves libres, y no simples mascotas. Cuando en las noticias reaparece el Doctor Montero, afirmando que ha descubierto más especímenes de los supuestamente extintos guacamayos azules, la familia de la ciudad no duda en marchar al Amazonas para conocer a sus congéneres.

Dicho arranque argumental conduce al tipo de comedia familiar made in Hollywood, tomando como modelo a seguir «Los padres de ella». En la versión original Andy García pone voz al pájaro suegro, pero no cabe duda de que se trata de un personaje inspirado en el humano al que interpretara Robert De Niro. En lo ambiental la referencia más evidente es «Avatar», dado que aquí el color azul es también el que impera, favoreciendo una descripción de la selva como un universo exuberante al estilo del planeta Pandora. Además hay guiños a la saga Harry Potter, pues las aves practican una especie de fútbol aéreo con cocos, bastante similar al quidditch inventado por la escritora J.K. Rowling.

Los diálogos suenan a Shakespeare, debido a la presencia de una cacatúa llamada Nigel, y que cumple con el rol de malvado de la función. Se da aires exageradamente teatrales, con un final tan divertido como sobreactuado.