Belén MARTÍNEZ Analista social
AZKEN PUNTUA

Último sprint de la carrera por la igualdad

Noventa años tuvieron que pasar para que las mujeres pudieran acceder a la disciplina olímpica de salto de esquí. Ha sido en los Juegos de Sochi. Actualmente, las ciclistas corren en campeonatos de Euskal Herria, en mundiales contrarreloj, en etapas del Giro y del Tour, y en Flandes, en la Flecha Valona...

... No obstante, el deporte sigue siendo uno de los ámbitos en el que los estereotipos de género y la jerarquía sexual están más presentes, reflejando una concepción obsoleta de la feminidad y la masculinidad asociada a comportamientos y representaciones convencionales: hombre musculoso y viril, mujer sexy y coqueta, como en la campaña de la pasada edición del Roxy Pro Biarritz. No le iba a la zaga el spot publicitario de la Eurocopa femenina 2013, emitido en la cadena pública alemana ZDF, que finalizaba con un mensaje tan rotundo como «ingenioso»: «Ball sauber» (balón limpio), en lugar de «Ballzauber» (bola mágica). En ambos casos, los estereotipos del «bello sexo» y del «ángel del hogar» contribuyen a modelar nuestro imaginario, participando activamente en el refuerzo de los roles de género.

Existen también efectos colaterales sexistas. Cuando reivindicamos que las «recogepelotas» dejaran de ser objetos ornamentales y de divertimento, muchos y alguna malpensada insinuaron que la demanda instaba a las modelos a pedir «perdón por esa carne obscena» (con la venia e indulgencia de LMPanero).

En cuanto a las jóvenes que agasajan a los ciclistas en el podio obsequiándoles con el maillot de turno, ¿acaso no representan la recompensa o bonificación al ímprobo esfuerzo del hombre?