GARA DONOSTIA

Kepa Urra regresa a Euskal Herria tras pasar 22 años preso y con sus torturadores impunes

Kepa Urra regresó ayer a Euskal Herria tras abandonar a primera hora de la mañana el penal de Almería, donde se dieron cita familiares y amigos. El vecino de Aretxabaleta, que ha pasado 22 años preso, da nombre a un famoso caso de torturas, que llegó a ser condenado en los tribunales pero al final quedó impune.

La denuncia interpuesta por Urra en 1992 fue atendida por la Audiencia de Bizkaia, que en 1997 condenó a cuatro años de prisión a tres guardias civiles. Esta condena fue modificada un año después por el Tribunal Supremo (TS), que la rebajó a un año de prisión, aunque mantuvo la inhabilitación de seis años. Y finalmente la pena fue anulada en 1999 por el Gobierno José María Aznar, que concedió el indulto a los torturadores.

Hematomas y equimosis

Según recuerda «Oso latza izan da. La tortura en Euskal Herria», escrito por Julen Arzuaga y publicado por la Fundación Euskal Memoria, Urra -a quien la Guardia civil acusó de ser un miembro «liberado» de ETA- fue hospitalizado en Basurto a las pocas horas de ser arrestado junto a Juan Ramón Rojo en un piso de Basauri.

El médico forense que le atendió en las dependencias de la Guardia civil constató que el detenido tenía diversos hematomas en ambos ojos, equimosis en el cuello y erosiones en las muñecas, además de una arritmia cardiaca. Asimismo, señaló que Urra estaba inconsciente y presentaba manchas de sangre recientes en sus fosas nasales, boca y faringe. También presentaba lesiones internas que dañaban la función renal y un cuadro lesivo en el oído izquierdo.

En cuanto al daño sicológico, el forense afirmó que la víctima se encontraba en un «estado de de inhibición sin repuesta a estímulos externos». El informe recogía «una situación de casi total desconexión con el medio ambiente».

El propio Urra, que fue hostigado por la Guardia civil en el hospital, explicó que, tras su detención, los agentes le trasladaron a un descampado, donde le amenazaron, le dejaron desnudo, le arrastraron por el suelo y le golpearon en los genitales, en las piernas y en la cabeza.

22 años después de aquello, Urra ha vuelto a casa.