A algunos siempre les parece insuficiente cualquier medida represiva contra quienes ven la vida desde un punto de vista diferente al suyo. Es el caso de Pascual Tamburri, quien, en «El Semanal Digital», se refería a la detención del joven tafallés Fernando Sota, condenado a un año de prisión y detenido por la Guardia Civil a requerimiento de la Audiencia Nacional esapañola. Recordaba que «Sota Virto tenía una orden de búsqueda y captura de la Audiencia Nacional. Una vez intentados sin éxito todos los recursos legales, el tafallés estaba pendiente de ingreso en la cárcel para cumplir la condena de un año de prisión impuesta por enaltecimiento del terrorismo». Pues sí, pero no creo que Tamburri conozca muchos casos en los que un condenado a un año de prisión sea obligado a cumplir la pena.

Después explicaba el caso, a su manera: «Sota Virto llevaba un mes huyendo de una orden de captura tras ser condenado por colocar en octubre de 2011 en Tafalla fotos de los presos de ETA Iosu Bravo e Inés del Río. Dos ilustres terroristas tafalleses tomados como modelo por Fernando Sola Virto». Pues no, dos presos vascos que legalmente debían estar en libertad cuando Fer Sota colocó sus retratos. Continuaba diciendo que Sota «asistió a la manifestación que los abertzales de Tafalla (la plataforma «Fer Libre») habían reunido para mostrarle su solidaridad». Abertzales y mucha más gente. Y terminaba así su película: «Allí fue visto por la Guardia Civil y detenido, no sin gritos e insultos por parte de los manifestantes». Ya, tenían que haberle dado las gracias por los golpes que recibieron, ¿verdad?

Después, simplemente se le iba la olla: «Que vivimos en una provincia pequeña y satisfecha de sí misma no es ninguna novedad. (...) Es la misma provincia en la que uno puede ser numerario por la mañana y manifestarse a mediodía con los marxistas y abortistas que apoyan a ETA. Como siempre. No es ni mucho menos la primera vez, ni el único aspecto de nuestra vida provincial. Libertad para Sola Virto, pero ninguna libertad para los que pensamos que los terroristas deberían cumplir íntegras sus penas. Libertad y subvenciones para los violentos, futboleros o no, y la sociedad que los disculpa, pero malas caras a los guardias civiles, sobre todo si `no son de aquí'. La hipocresía es un elemento distintivo de la modernidad local, sin que el nacionalismo sea una excepción. Hipócritas». Le va a dar algo.